6 DE JUNIO/13 [131]
Inicio el día con una página en blanco, y esto es
maravilloso. Alguien grita en la calle buscando un poco de dinero, todos pasan
con un afán que parece diferente, pero realmente es el mismo: sobrevivir...
Ayer estábamos ansiosos y hoy continuamos así, tal vez
una sorpresa buena o mala recibamos, eso nadie lo sabe, pero tenemos que estar
preparados para lo que llegue, aunque a decir verdad nadie se prepara para la
sorpresa del día a día, al menos escucho unos pichones en mi ventana, el mismo
canario prisionero trinando, el abuelito en la mecedora recordando sus viejos
amores, sus aciertos y fracasos, siempre lo veo ahí, viendo hacia el horizonte.
Él mismo me contó que tuvo mucho dinero, una gran mansión, una finca inmensa
donde había mucho ganado, obreros, sueños, trabajos, todo se desvaneció, menos
él, quien está contando un día más con su azúcar elevado, sus nietecitos que
llevan una historia de dolor con su padre asesinado, y el suicidio de su joven
madre en la misma semana, ahorcada con una sábana. La vi muchas veces vi ahí, con la ilusión de
su bebé en sus piernas, y sus enormes tetas llenas de leche.
Me encantaba verla con su moreno bebé aferrado de ese
tesoro de madre joven, siempre con una sonrisa y mirada dulces. Ahora los veo crecer un poco pálidos, la
pobreza vuelve a los niños rubios, de eso me he dado cuenta siempre, y lo
preguntaba a mi madre: ¿Por qué razón todos los niños que tienen hambre de
algo, tienen el cabello rubio?, de niños hacemos muchas preguntas ingenuas que
en la adultez analizamos.
El monito a quien siempre comparo con mi sobrino, es el
más inteligente, le tengo un amor especial, y cuando lo veo quiero abrazarlo y
decirle que lo amo, a ratos lo castigaban mucho injustamente, debe ser la
presión de saber que 4 niños muy pequeños se han quedado sin padres en sólo 5
días, son historias que van y vienen, tristes y dolorosas, que debemos contar,
me gusta, y no es que sea la más chismosa, es que cuando alardeamos tanto, y
vivimos como si no fuéramos a morir, una hoja en blanco se presenta para cada
uno de nosotros, y es nuestro deber llenarla, ver con los ojos bien abiertos y
escuchar los sonidos que trae la brisa.
Un poco enmudecer, un poco reír, un poco cantar, y otro
tanto para orar porque nuestra historia puede cambiar en un segundo.
Hoy me tocó ponerme de nuevo las botas, alguien vendría a
colaborarme, esa es mi sorpresa del día y debo asumirla con amor y alegría,
pues tengo el impulso de continuar, sin que nadie me patee el trasero y además,
mi amigo dejó preparado el almuerzo. ¿Será que dejó la vagabundearía y muchos
su cabronería?, lo cambié porque el significado no era lo que pretendía. ¿Será
que ya no lleva chismes de un lado a otro para hacerse el santo? ¿Será que los
que se dedican a juzgar no se han colocado los zapatos de los demás? ¿Será que
la amiga vive más tranquila ahora que las cadenas reventaron?... ¡Claro que sí!,
y no me las pico de santa, pero nunca he
traicionado a nadie y por eso si tengo que levantar el rostro, y si me condeno
por decir la verdad, ¡pues que venga la condenación!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 6/13