lunes, 8 de abril de 2013

AZABACHE [117]


AZABACHE [117]

¿En dónde estás mi negro azabache?
Casi una ilusión amañada contigo,
has marchado para dejar en el olvido
sones de vieja guitarra.

Vuelve tu mirada al cerro del ayer,
de nuevo levanto mis patas

levanto el polvo del camino
ansiando me sigas.

Todo lo que veo es tu negra piel,
lo que anhelo es tu cabellera suelta,
verte correr veloz a mi alcance.

En donde amor mío, ¿en otra montaña?
No olvides nuestro baño en una isla solitaria
tocando sedosas  pieles.


Nos cubriremos de arenas ocres
de besos de olas tibias que se descansarán
para cubrirnos de perlas blancas.

Te espero aquí donde la luna es alcahuete
bajo una enorme roca, 

desnudos, sin trampas.

Mi relinchido sobre tu cuello,
mis ancas dispuestas a tu ardiente amor
a la mies que espera una flor
para llenar de dulzores.

¡Corre!, mira a mis ojos que anhelantes esperan.
¿Te acobarda el color de mi piel?
Escucha el latir de mi corazón:
semejan castañuelas de cascabel
cuando sienten tus pisadas.

Soy una solitaria potranca
deseándote si la luna se desvanece,
si al amanecer un gigante globo aparece
que pareciera quemar mi piel,
pero ante mi ardor se espanta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13 

MI BARCA [118]

MI BARCA [118]

Camino hacia ningún puerto.
Mi pequeña barca me dirige,
los remos de tus manos
y tu mástil me bendicen.

Cándida mariposa:
de ocres tiño mis alas,
de azulados matices
que surcan tristes lagos.

Parezco una niña descalza,
camino lo andado,
saco las profundas espinas
que me tienen quebrantada.

Y de nuevo con tus remos
tu dulce cariño persigo,
si al volar de las aves
una flecha me dirige.

Y a tu pecho ensangrentado
con tus viejas cicatrices:
¡Oh amado mío, ahí me quedo!,
para no verte triste.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13



MUJER POR SIEMPRE [119]

MUJER POR SIEMPRE [119]

Una guitarra necesita ser acariciada,
es potranca ardiente y temblorosa.


Una flor en espera de un colibrí,
una obra de arte para admirar,
una diosa para amar,
esto es la mujer.

Un sonido que se advierte,
estrella en la vida de alguien,
un gorrión de alas doradas.


Una mariposa que muere ante el sol
pero en fin, una mujer para bendecir,
como se bendice el cofre de una madre
que guardó nuestra semilla
para que brotara cualquier día,
luego, regarnos con sus lágrimas
y protegernos con sus manos divinas.

Raquel Rueda Bohórquez
8 4 13

EMBRIAGADA [120]


EMBRIAGADA [120]

¿Quién no se embriaga en tu mirada,
en el precioso dorado que en tus labios
que parece durazno maduro,
y los míos a punto de morderlos?

¿Quién no se embelesa en tus ojos?
Índigo donde mi piel se pierde,
manzana de Adán que inspira mis ansias,
tus pechos, ¡oh!, ¡divinas rosas en verano!

¿Quién no te adora amante mío,
si eres el capricho y el deseo?
¡Arrópame que tengo frío,
y arde la piel cual  leños encendidos!

¿Quién no busca ser cascada besando tu piel
ser luna y sol de madrugada,
luego, despertar a tu lado convertida en noche,
doblada, trenzada, agotada?

¿Quién no desea en tu cuerpo vivir
y ser hiedra loca de ti posesionada?
¿Vivir enardecida, ser vago y ardiente suspiro,
cual la brisa que se antoja de las ensenadas?

¿Quién, en éste loco embeleso,
morir y fenecer en tu pecho,
respirar de tus pulmones ciertos
y renacer después con tus besos?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13




LAS ORQUÍDEAS [121]

Orquídeas Catleya-Colombia Liz Nayibe A.

LAS ORQUÍDEAS [121]

En todo tiempo las orquídeas
con efluvios a mayo,
con aliento a María.

En todo lugar las orquídeas
con sus divinos y suaves colores,
nuestras Catleya reina de amores
que nos deja en la mirada 

esas curtidas melancolías...

Y es que mi madre las amaba
las cultivaba con gran fervor.
Se descolgaban enormes gajos
para cantar luego, besado en aromas,
feliz un ruiseñor.

El colibrí de verdes plumas
esmeraldas en viaje, las consentían,
y de sus alas un suspiro dejaban
para bendecir a la reina mía.

Volverán el próximo año,
nos traerán las brisas de nuevo
un extraño olor a primavera
que en un mutis se queda
a los pies de la doncella.

Volverán con los gorriones, ¡lo sé!,
abrirán sus enormes brazospara recibir al sol
 con besos de diamantes voladores
cuando su sexo exhiban,
y a sus amores entreguen
miel derretida.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13



EL HOMBRE ES EL HOMBRE [122]

EL HOMBRE ES EL HOMBRE [122]

Parte en broma, otra en serio, así dice mi hermano con Síndrome de Down para expresar que es él quien manda en la casa.

Éstas palabras nos causan mucha risa, y bien,” El hombre es el hombre”,  es un señor que acaba de entrar a mi casa, alto, muy delgado, cabello liso, amarillo, español muy enredado,  pocas palabras le comprendí, dijo que vendría a enseñar Alemán  a mi hija quien intercambió estadía en el sofá por clases.

En un programa que existe de mochileros, donde alguien ofrece el sofá, de paso,  unos pocos días a uno de estos viajeros, sin pago alguno, pero donde se adquieren compromisos antes de su arribo.

Hospedar extraños en nuestra casa puede ser peligroso, por fortuna nada había sucedido, el señor nada tenía de extraño, aquí se han hospedado más o menos 30 personas en el transcurso del año, sin más compromiso que dejar que duerman en el sofá con unas mantas, utilizar los servicios, y el alimento lo consiguen por fuera, pues no puedo hacerme cargo de más compromisos, y con mi hija se pactó de ésta manera, además  de que no cobro un centavo.

Lo cierto fue que  el caballero de nombre Ben,  vino a mi casa, se quedó, mi hija no pudo recibirlo, sabía sus condiciones y en la mañana muy temprano bajó y sólo le comprendí: “Desayuno”… Como otras veces, imaginé que preguntaba en dónde podría conseguir desayuno, solo me preparo un tinto en las mañanas, de cortesía se lo ofrecí, y le indiqué en donde quedaba la tienda, para que comprara sus cosas, recomendando que no se perdiera.

Mi hija no tuvo tiempo por dos días, por múltiples compromisos de estar con él, y aquí,  sólo voy y vengo con mi trabajo.  Él bajaba del segundo piso y se posesionaba en mi computador para hacer sus charlas.

Empiezas a perder  un poco tu intimidad pues el apartamento es arriba, él también se ha de sentir terrible, pero lo acepté y por algo de pena no le dije nada, él salió y compró algunas cosas, me pidió otras que se las di sin más cuento.

Lo cierto de la historia es que Ben no tenía un peso en el bolsillo, y no lo sabía, pues las cosas estaban claras desde el principiom donde él me comente algo,  lo comprendo, y preparar  alimento para alguien que tiene hambre, es nuestra obligación, y más si está en nuestra casa, aunque no siempre mi nevera está llena, siempre hay algo para alguien más.

Hubo una pequeña discusión de la que me entero por mi hija menor, donde él reclamaba sus alimentos y atenciones, lo cierto, fue que le dijeron que no podía estar más en casa y mi hijo salió a buscar ayuda en la iglesia, a donde le solucionaron pasajes para Bogotá, pues aquí en Barranquilla sentía que todos se burlaban de él, y además salió al parque a sus ejercicios y le dijeron que era un loco por su vestimenta y su facha, ya que la gente tiende a ser muy burlona, por esta razón llegó muy molesto y  descargó su enojo, dijo lo que no le gustó y discutieron con mi hija.  

Igual le pasó a ella  en Alemania donde no fue tan bien tratada y sí discriminada por su porte de latina, pero aquí no lo discriminé, sino que no entendía nada de lo que me hablaba, pero a mi hija sí le dijeron cosas como ésta: “No le hables que es una Au Pair”… /escuchaba  ella, y cuando llamaba para contarme sus cosas, yo sufría mucho, ahora  imagino a éste señor cómo se sentiría, me siento terrible, hasta culpable, pero también me doy cuenta que la falta de diálogo y honestidad de parte de él o no sé, si los límites que pone el idioma que estaba un tanto enredado complicó aún más todo.

En otras condiciones no permito que aguante hambre, pero tal vez le apenaba decir que no tenía dinero, imagino que fue una experiencia terrible y marchó sin una despedida.

Creo que al menos debimos estrecharnos la mano, pues me quedé como si hubiese cometido un gran pecado al no brindarle alimentos desde el principio, pero ya sabía las condiciones.

Para la próxima, por favor, nada de mentiras, para que no queden éstos sabores amargos, aunque creo que ese cuento de mochileros termina aquí, no quiero que se vaya gente herida de mi casa por algo que me entero al final.

Lo siento mucho Ben, espero que en Bogotá te traten como mereces, pero tienes que cuadrar bien las condiciones y ser franco, una mentira no tiene sentido y mira cómo nos ponemos.

"Por eso es que a los colombianos no les dan  visa, por burlones", /dijo- ¡qué pena!, la verdad me siento terrible... 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13

ENTRE HOJAS SECAS [123]

ENTRE HOJAS SECAS [123]

Una extraña melancolía,
como si estar entre las hojas secas
fuese el motivo.

Cada día una sonrisa fresca,
la aflicción pertenece al  ayer.
Brotes nuevos respiran otro aroma,
los inviernos prometen páginas de árboles
que serán las alegríasal retorno a la primavera.

No es llorar lo que toca,
es que a ratos nadie nos comprende;
parecemos desechos del camino,
pétalos secos al antojo del  viento.

Una extraña melodía escucho,
el silencio tiene voces sombrías
y prefiero cerrar la boca,
abrir los ojos y ver caer las hojas.

Pardo color fue verde alguna vez,
pues el cetrino de la vida se marchita,
con cada paso de la mirada hacia el ayer.

Me descubro una vez más...
No soy yo, 

es un tronco desvestido
que boga silencioso
con la corriente de un nuevo día,
y se agita con la fuerza del ventarrón.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 8/13