martes, 7 de mayo de 2013

CLARO QUE EXISTES (REGALO DE RAMÌREZ RAFAEL)


Imagen Ramìrez Rafael

CLARO QUE EXISTES....

Solo mira tus pasos. Voltea hacia atrás. Verás como se van marcando tus huellas, gira a la derecha 12 vueltas frente al sol y verás tu sombra girar y girar como el mundo. Claro que existes! Tienes alas y son para volar, solo toma un leve impulso y déjate llevar. Que la gente diga lo que diga nunca nada te dañará. Camina siempre de frente, nunca agachada. Camina siempre segura de ti, entre el bosque, entre la arena, entre la nieve, entre la gente Si! claro que existes Sonríele a la vida, se felíz, mira!! voltea, todos te miran, te quieren tocar Te quieren sentir, claro que existes, estas aquí! Si aquí.......Rafael + Copyright ©2011

DESCUBRÍ (142)

DESCUBRÍ (142)

Descubrí que eres mi gran amor.

Entonces, con furia de vendaval, 
me desvío del camino 
y corro hacia tu olor.

Huele a pino silvestre la montaña,
a esos aromas de naranjal en flor;
a delicias tu cuerpo 
adornado de manantial.

Nadie detiene mi andar, 
ni el impulso del alma.

Me dejo llevar de la brisa, 
del cantar, del ahínco,
de esa comedia mágica
que pone a latir mi corazón.

¡Y corro con la velocidad del rayo!
Pareciera cortar la corriente 
para fustigarme en ti,
que seas en mí,
luego morir de amor 
entre tus brazos.

Me cerca la indolencia y me castiga,
pero avanzo de a poco, sin errores;
espero esa mirada, ayer esquiva,
para perderme en ella
sin rubores.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 6/13 

DESAFÍO (143)

DESAFÍO (143)

¡Aquí estoy!...

Desafío a tu lengua

y a la potestad de tu peluca roja.

¡Aquí estoy!...
Soy una tigresa
con mis afiladas garras sobre la roca,
para que aprendas a lidiar con la reina
que sus rabias provocas.

¡Aquí estoy!

Acércate león,
para clavar mis dagas en tu corazón
y te revuelques pidiendo perdón.

Raquel Rueda Bohórquez
7 5 13





DESPERTARES (144)

DESPERTARES (144)

Tantas veces repitiendo lo mismo:

Marriadi, Cortázar, Chopin… éste, aquél

un gorrión, un mirlo, una cigarra…



La música, tan dadora de paz y consuelo,
y despierto a la vida una vez más.

Estaba muerta soñando que no abriría los ojos.
 Era tal mi cansancio, que me olvidé de mí,
de mis propias alas, 
por pensar en las de otros.

Abrí los ojos y encontré de nuevo mi gran árbol
sus enormes ramas parecían gaviotas 
donde la vida se crecía.

Sus gajos llenos de flores 
donde el amor se fundaba;
su talle tan fuerte parecía el tuyo, 
y allí  me enredé.

Una vez más regresa el fuego, la ilusión.
El corazón decide seguir trabajando, 
y un campanario se antoja.

Un reloj continúa marcando sus pasos, y yo,
¡oh amor mío!, pensando en ti una vez más.

Aparece en el viento una roja flor 
habita un inmenso nevado, 
sus pálidas escarchas me conmueven
la gota de rocío copia el cielo, el verdor…

Ya no siento la tristeza y rabia de ayer.
Se esfumaron las cenizas en el viento
para transformar mi día en música… 
Llena mi espacio, 
y me hace danzar 
bajo la lluvia de los sueños.

Cierro los ojos, 
me adormezco sobre tu pecho…
Mi motivo está en mi pensamiento 
y saber que eres cierto
en cualquier jardín, 
donde el topacio de tus ojos sea mío,
y la tibieza de tus labios 
no ahonde mis heridas.

Alguna razón tiene el bosque 
para que me sienta tan amada.
Alguna razón, su dorado color 
para que me reanime.

Y el frío, el que cala en mi alma, 
desaparece al despertar 
y voltear el rostro de nuevo hacia ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 7/13

CAMINO (145)

CAMINO (145)


Enredada en ti, montaña gris;
Tapices de madreselvas y colores.
Descanso en la rivera, para robar un sueño,
Convertirlo en certeza sobre tu pecho,
En esperanza entre tus labios.

Olvidé el alcatraz herido…
El ave despojada de sus alas halló una rama,
Se cobija mientras crecen de nuevo,
Y la sinfonía del azar llena de tibieza el alma.

Voló al cielo una cigarra, ¡después de tanto amar!
Y en el silencio de su desnudo traje, el alma ya no está,
Marchó como llegó, hacia un espacio finito
Donde las estrellas se antojan de brillos
Y se mezclan en el mar
Junto al sol.

Abro mis brazos para recibirte una vez más…
Ya no hay dolor, ni espinas, ni dagas sobre mi cuello;
No hay amenazas que me hagan correr en la oscuridad
Ni ojos que me desnuden en las noches… ni manos;
Ni labios que no puedan gritar pues los oprimen…

Diviso el camino en medio de una difusa luz
Y de a poco los violetas, los azules encendidos,
Los divinos rojos, los colores de la piel que se juntan
Y ya no sé más…mi montaña más elevada eres tú,
La brisa me dirige hacia tu sombra, mi sombra… la sombra…

La cumbre era mi paz interior, saber que eres tú la razón
Ese motivo que me hará sonreír de nuevo
Y alegrarme de las aves que regresan,
Sin entristecer jamás por las que marchan.

Camino… veo mis huellas,  
Me dejo llevar por mis alas.
El pensamiento conduce y le dejo ser,
Alguien quita los escombros y arranca las espinas
Para quedar extasiada en las flores
Cerrando los ojos ante su perfume
Olvidando las heridas del ayer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 7/13 

PALABRAS (146)

PALABRAS (146)

Hoy amanecí pensando en los tantos niños que han pasado por mis manos, me pregunto si habré sido la causante de sus pesares o de sus dichas, y decido que no soy dueña de las actitudes ajenas, pero decidí que no pondría a mis perritas a parir más.  

Doné el macho Beagle, ahora estoy arrepentida, no debí dejarme influenciar de nadie, espero lo amen como yo y tenga un hermoso espacio, mis otros bebés, de corazón espero hayan encontrado un bello hogar.


Más de 20 años criando cachorros, aves, de todo un poco, espero Dios me perdone, porque mi amor por ellos, también me llevó a tener muchas aves prisioneras, algunas compré también con la intención de abrir las jaulas, pero cometí muchos errores en el camino. 

¡Mis amados niños!, Chiqui se llevó mi cáncer, resultó con tumores malignos a la vez de mi última cirugía, y cada día me siento mejor, sólo a ratos me pongo pálida, pero no por enfermedad, es sólo por hambre de amor... Nadie llenará ese vacío nunca... ¿o si?...

Creo que si voy hasta la montaña más alta y diviso el azul infinito, 
allí encuentre lo que tanto anhelo...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 7/13





VIOLINES (147)

VIOLINES (147)

Lloran las cuerdas de un violín,

así mi corazón día a día, mi reina,

a cada paso de ave, a cada trino...


Entonces, compungida una vez más:
¿Puedo acaso olvidar que no has regresado
que tus versos, de preguntas sin respuesta me toman de nuevo,
que me desnudo, grito, y chillo al viento?...



Me acobarda la soledad y huyo de ella.

Busco en tus verdes ojos, esperanza mía: un consuelo.

Pero has marchado de mi alar, golondrina blanca;
me has dejado en el rincón de los silencios
sin saber qué camino seguir.

Escucha madre, escucha a mi corazón:
Tiene lágrimas anémicas que rebotan,
se oscurecen con un nuevo día las alcobas,
se enfría el nido de tus brazos
y agonizo lentamente sin tu amor.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, mayo 7/13 

LIZ (148)

LIZ (148)

Desde las montañas de mi patria
enrojecidos los cerros, resecos;
el hedor a veces espanta
pero ahí  brotan bellas orquídeas.

Te envío desde aquí mis lindas Catleya
que brotan en mayo para todas las Marías
y entre aromas adornan el planeta
para llenar de brotes nuevos y alegrías.

Olvidé que en mayo casi todas cumplen
que son las fiestas muy seguidas, 
también que mi madre bailó y oró.
Otras flores decidieron nacer en éste mes
y otras tantas, desaparecer.

Te deseo el mejor de tus cumpleaños,
días llenos de salud y paz,
y ante todo, abundancia de amor,
para que tus horas no pasen en blanco
ni haya palidez en tu rostro.

Te quiero mucho Liz.

Raquel Rueda Bohórquez 

Barranquilla, mayo 7/13