viernes, 10 de mayo de 2013

CONCHITA (120)



CONCHITA (120)

Hoy vine a tu ventana a darte un abrazo;
Quiero que pases un hermoso día
Que no retornen las tristezas
Y puedas continuar.

Eres una quinceañera soñadora
Una orquídea fresca y hermosa
Que merece nuestra oración
Y todo el cariño que llegue a tu jardín.

Tal vez no lo creas, pero Dios existe
Y es la razón por la que estás aquí.
Escribes cada día tus sueños
Y tal vez otros los realicen por ti.

Desde mi corazón un abrazo,
Mis buenos deseos por tu felicidad
Y que estés muchos años con nosotros
Para compartir palabras y mensajes
Donde podamos suavizar al menos, el dolor en otros
Que en nosotras nadie advirtió.

¡¡Salud!!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 11/13




SI REGRESAS (121)

SI REGRESAS (121)

Asómate a mi ventana vida mía

y sabrás que en éste corazón inquieto,

encontrarás ese espacio ocupado

siempre ocupado por tu recuerdo.

Búscame en la última rama,
Estaré esperando tu regreso
Sin importar que estén tus hilos de plata,
Si la piel ya no tiene aquélla belleza
De viejos tiempos, donde el amor fue limpio,
Y podíamos gritar que nos amábamos.

Acércate, mi corazón tiene fuerza;
Parece un campanario esperando por tus manos.
Una caricia tal vez, un abrazo ardiente,
Un beso, un beso que hasta los he olvidado.

Y cuando llegues, no recordaré  el pasado.
No retornarán tristezas ante tu marcha,
No pensaré en nada, para prenderme de tu talle,
Cual enredadera después de intenso verano.

Beberé de tus labios como en viejos tiempos
Y al cerrar los ojos un vértigo,
El mundo girando y girando
Y nosotros en su centro.

Borracha en ti, 
Dejaré que el tiempo pase, para ser feliz,
Pues sabré que al fin estás aquí.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla mayo 10/13








RECUERDOS (122)

Mis padres en Bucaramanga, él se recuperaba de un terrible accidente.


RECUERDOS (122)

Sí,  leves recuerdos de un ruido en la alcoba,

Apagados sonidos, ¡silencio!, /¡los niños!…

Calla, suave que el viento nos delata
Y las sombras buscan entre pequeños hilos
Una luz, tal vez un candelabro entre el resquicio
Donde la madera destapó nuestros amores.

Apaga tu sed de amor, amado mío…
Bajo la ruana tal vez, bajo la cobija de lana,
Y siénteme el abultado vientre que tiene tu color
Naciendo antes de primavera, tal vez en julio,
Donde las niñas estarán pendientes
De regalar miles de arrullos.

Y pasan de nuevo las sombras… ¡Shhhh…! ¡no hagas ruido!...
Apaga la luz del candelabro y cubre tu cuerpo con el mío
Pero que ellos no vean cómo nos amamos,
Que sientan que algo se mueve dentro de nosotros
Y se pregunten, ¿cómo?, ¿cuándo?...

Mi esposo, luz en mis días de oscuridad,
Amante viejo mío que no se cansó de amar
Ahora contigo para siempre, por una eternidad.

Silencio… llegan los viejos niños de visita
¿O no?... tal vez hoy no pudieron regresar;
Mañana estarán todos aquí,
Traerán tantas flores blancas,
Que al fin nuestro amor se descubrirá.

Y en el ocaso, cuando las sombras nos delaten;
Caminantes seremos en este verde espacio.

Vigilantes estarán a cada paso
Y vendrán, de vez en cuando,
Para saber si aún brotan flores en el campo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 10/13

AGUA (123)

Mariquita y gotas de rocío .

AGUA (123)

Bendita lluvia del cielo
Que llenas de verdores el bosque:
Sin ti la vida no fuera
Ni el sol sobre la rivera,
Ni el mar azul adornado de costas.

Una gota de rocío basta
Para copiar en ella un lucero.
Tus ojos altaneros
Viendo en mí como tu duna
Viajando sobre los esteros de mis mejillas
Cuando no te veo.

La chispa de la vida,/gran consuelo.
Sedientos vamos cada día
Ansiosos de tu elíxir bueno, 
Brotando desde una montaña
El manantial que bajará 
Siendo joyas derretidas,
Vistiendo de plata  las rocas
Para llegar al lado de su amante mar
Con vertiginosa prisa.

Bendita gota de rocío, de ti soy todo…
Mi cuerpo llenas y me vuelves soñadora.

Sin ti, un pálido esqueleto con una mueca eterna
Donde tal vez muchos desnudan la verdad,
Viendo de la vida su realidad
Donde sin agua nada somos,
Ni siquiera polvo que arrasa el viento.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 10/13


MADRE (124)

Mi madre en oración. Finca Virgen del Carmen.

MADRE (124)

Quedé corta de palabras, hoy no quiero decir nada…

Se ensaña a ratos el destino, pero es certeza la muerte, nada tenemos, a nada debemos aferrarnos. Es por esta razón, que la palidez de ayer, hoy torna en lápida ante tu ausencia, pero sabemos que eras única, inigualable y total como madre, el mismo cielo no pudo fabricar otra mejor para nosotros, más tierna y dulce, más completa.

A un año de tu partida todos lloramos como el primer día, nos parece imposible, pero tiene que venir la aceptación, mejorar cada día como seres humanos, hermanos y amigos, pues la parca no escoge, ella viene con su traje de colores a llevarnos a nuestro verdadero hogar, el día que ya tenemos marcado en el gran libro de la vida.

Un mañana nos sorprenderá; espero que no de la manera como te halló,  donde  la injusta vida se ensaña en seres humanos tan bellos, ingenuos y dulces, como sucedió contigo y con Anderson,  pero seguimos confiando en Dios, seguimos con la mirada en el norte, para que nuestra historia no tenga ese fin doloroso de las suyas, sino que marchemos tranquilamente sin dolor, ni angustia.

¿Será posible que alguien pueda hacerlo de ésta manera? O la muerte siempre viene acompañada de dolor y de tragedia, cuando al final sólo rogamos a ese ser de luz que nuestros seres amados dejen de sufrir, pero toca agradecer, pues hay muchos enfermos y dolidos que duran años sometidos a cables y camas, sin la esperanza de una muerte rápida, y esto ha de tener algún sentido que no comprendemos.

Por aquel final, donde María hizo presencia en tu altar, por aquéllas señales que nos diste de  que Dios es verdadero y no es un invento, doblamos las rodillas por ti, por todas las madres del mundo, por nosotros mismos, para que nuestra historia cambie, y podamos vivir días de felicidad, sabiendo que tendremos que marchar en algún momento.

Mamita, siempre estarás aquí, no habrá día en donde tu presencia no esté con nosotros a través de tu mirada, y la huella que se quedó en cada uno de tus hijos, de tu figura, de tu amor elevado al Dios de la vida, sin el cual  nada somos.

Doy gracias a mi Jefe por la gracia de haberte conocido, y también le pido, que no te cambie por otra, para que nos esperes en tu Cacica soñada, en tu sitio alto y elevado, pues en tu humildad, fuiste la más grande de todas, la más culta y educada, la poeta que le declamaba a todo lo que sus ojos veían, y sabía agradecer por el hecho de existir, aceptando la voluntad de esa luz, con el rostro de todo, tan cerca de tu mirada.

A ti, la más madre de tetas grandes, llenas de abundancias para tus hijos y para todos los que tuvieron la dicha de conocerte, con ese gran amor que pudo perdonar hasta a quienes te insultaron y dañaron en algún momento de la vida,  pero te fuiste con las manos llenas de rosas blancas para teñir de sueños el cielo.

Te quiero mamita, por siempre en nuestro  corazón.

Raquel Rueda Bohórquez
10 5 13