
Fotografía: Laurent Scwebel
LA VOZ DE LAS LIBÉLULAS
Aquí estoy,
Como una libélula hambrienta
Estática ante las ondas de un lago,
Tocada de luces sus alas,
Entre mallas miles, ojos tantos
Ansiando calmar sus hambres
En el amaranto verde claro
Enviado por la providencia.
Como una luz buscando su ocaso
Vencida se queda en alguna lágrima
Ansiando al despertar de la noche
Ser el abrigo junto a la luna gigante
Pegada de los ojos de una estrella.
Me doblo en el espejo
Cuento las líneas y pecas de las hojas secas,
Suelto sin temor mi escaso cabello
Que brilla ante mí
Cual luz en pálido reflejo.
Y te espero,
No hay mentira
Al fin una respuesta llega
Cuando perdida mi barca
No hallaba su ancla.
Y ahora, amor mío…
Entre una roca incrustada en lejano mar
Aguardaba por mí,
Con la calma del ahora
Y el anhelo del mañana.
Se acabó el llanto
Las blasfemias no hieren,
Una puerta gigante se abre
Al cerrar la ventana.
Y como bendición del cielo, entras
Te paseas por mi sala para llevarme contigo
Anclada en el mar profundo,
De tu corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 13/14




Como una libélula hambrienta
Estática ante las ondas de un lago,
Tocada de luces sus alas,
Entre mallas miles, ojos tantos
Ansiando calmar sus hambres
En el amaranto verde claro
Enviado por la providencia.
Como una luz buscando su ocaso
Vencida se queda en alguna lágrima
Ansiando al despertar de la noche
Ser el abrigo junto a la luna gigante
Pegada de los ojos de una estrella.
Me doblo en el espejo
Cuento las líneas y pecas de las hojas secas,
Suelto sin temor mi escaso cabello
Que brilla ante mí
Cual luz en pálido reflejo.
Y te espero,
No hay mentira
Al fin una respuesta llega
Cuando perdida mi barca
No hallaba su ancla.
Y ahora, amor mío…
Entre una roca incrustada en lejano mar
Aguardaba por mí,
Con la calma del ahora
Y el anhelo del mañana.
Se acabó el llanto
Las blasfemias no hieren,
Una puerta gigante se abre
Al cerrar la ventana.
Y como bendición del cielo, entras
Te paseas por mi sala para llevarme contigo
Anclada en el mar profundo,
De tu corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 13/14