jueves, 5 de enero de 2012

EL CIGARRO DE PAPÁ (70)

.EL CIGARRO DE PAPÁ (70)


Camino a la casa vieja
donde la Industrial parecía elevarse
a punta de escombros y piedras...

El amor entregaba cada año un crío,
 el alborozo de la vida, 
el llanto de los niños me animaba
a un continuo trasegar
cual caminante que conoce su destino...

¡Cómo olvidar las cabras!
Con tanta ilusión llegaron a casa,
sus grandes tetas rebozaban leche tibia,
era placer verlos corretear por la plazuela,
sentado en la roca más inmensa,

con un cigarro..., 
siempre un cigarro Piel Roja en las manos
con aquél sabor amargo que apaciguaba tristezas
y volvía dulce el instante.

Viajero incansable en días invierno
el paso presuroso de la montaña caída en el camino,
los muchachos siempre al lado mío
con sus miradas angustiosas,
viendo pasar el tiempo con un cigarro
que oscurecía mis dedos.

La nueva estación hizo cuentas,
olvidé la cacería de palomas blancas,
me endulcé con caricias de bellas damas
repartía mi calor como el sol a las montañas
y entregué mil besos a todas,
las flores amadas.

Aún recuerdo aquél día...,
llegó vestida de blanco a mi ventana,
todas estaban ahí, 
¡mis muchachas, mi amada y ella,
la Virgen Santísima que me llevó en sus alas
sobre un caballo blanco 
que parecía levantar humaredas.

 Desde aquí recuerdo... 
Tal vez era el humo claro
de aquéllos que de a poco 
mataron mis esperanzas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/11

CUANDO NO ESTÁ EL JEFE (71)

CUANDO EL JEFE NO ESTÁ (71)


En su ausencia todo es tranquilo,
su sillón mullido huele a tabaco añejo,
la copa de vino está en un rincón,
en el fondo una cucaracha...

¡Qué dulce pasear y revisar sus cosas!
No liquida bien, y en un libro viejo
guarda sus trampas...

Es genial pasar y respirar de su aire,
pero es pesado, está contaminado.

Su baño está sucio de tanta colilla
en el fondo un perfume de los años upa;
¿es un pachulí?,¡qué maluco huele!
quedó su marca en la mesa
de tanto polvo que tocó.

¡Pero qué bueno se siente
agarrar su teléfono... ¡uffff!... ¡tiene su olor!
Su chaqueta y corbata huelen a plata...

Creo que mejor me voy...
Alguien espera en casa,
caliente café y un beso con olor a canela,
una camisilla vieja que huele a mar
y un beso mordelón apretada en su pecho peludo


con olor a montaña y a tierra húmeda.

Hoy descubrí que es hermoso
regresar a casa

y encontrar la simpleza de la vida

en sus ojos azules.

Raquel Rueda Bohórquez
Enero 5/11

VIEJO VERDE (72)


VIEJO VERDE (72)

Viejo verde, deja de molestarme,

de subir tu camisón ante mis ojos;
ese chito vanidoso no levanta tempestades,
deja de virar tus ojos y tapar tu rostro.

Cucho morboso...
Deja de mirar revistas porno
madame Petite ya no repara en ti,
está oculta con las conejitas rosa
y olvidó que un viejo huevas
pasa día y noche de suspiro en suspiro...

¡Te bañarás temprano!..
El día está frío y lluvioso,
la regadera espera,
¡mira a ver si la marrana puso huevos!
Lava la loza que está esperando,
ayuda a lavar la ropa sucia.

Ya viejo zurrón,
deja de lanzar silbos a la luna,
las nalgas de mujer ahora tienen silicona,
las mías... ¡qué rellenitas son!

Carne rosa, piernas firmes,
senos, senos... bueno también,
hay uno que recuerda, que ayer tenía pareja,
y una sonrisa un poco triste que me advierte
que me olvide de ti. 

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, enero 5/11

TÉ CANASTA (73)

TÉ CANASTA (73)

Quiero invitarte a un té...
Deja tus cansancios en casa
que el viejo revuelva tus cosas
que busque tus doradas cartas.


Quiero que te sientes aquí
jugaremos al dominó...
Tomaremos puede ser un ron,
¿será con coca cola?
¡no importa!, pero olvidaremos
claro que sí.

Entre sonrisas de viejas locas
nos alborotamos las canas
nos pintamos la boca
y nos agrandamos las cejas...

Quiero decirte un chiste verde
pero no te ruborices
que el viejo chácaras no escucha,
está sordo y camina chueco
mientras nosotras las divas
que nos comimos sus rabias
parecemos sardinas
sin abrir en nuestras latas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/11

SOÑANDO CONTIGO (74)

.SOÑANDO CONTIGO (74)

Como el café a la tierra

las flores del cerezo,
el sol a mis montañas
la luna hamacada en tu cuna.

Como la brisa a las ramas
el mar besando la arena,
los corales y las playas
mis sueños entre tus sábanas.

El cantar del sinsonte
enamorando a un lucero
que sobre el estero se pierde
pidiendo siempre un deseo.

En tu cuello un pañuelo
que se viste de lágrimas
tus ojos, los morichales,
escuchando mis "te quiero".

El sol buscando las aguas
para entregar sus tesoros
que se dibujan dorados
 en tus labios mojados.

Aquí te contaré amado mío
que anoche soñé contigo
mientras elevaba cometas
de colores encendidos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/11