jueves, 6 de octubre de 2011


Sobre Los Nevados (Dueto)/ Raquel Rueda y Kike Gómez

Un dueto poético de Colombia para el mundo, con amor y orgullo:


Miro al cielo, más sólo blancura llega
las enramadas tristes y frías,
las rosas de invierno mueren 
corazón de fuego ven a nutrirlas,
ven a entregar tus manos por mis pieles
que mueren mustias sin ser amadas...

Huelo la brisa nocturna que acolita mi delirio,
con ese tacto tenue de niebla y melancolía,
las cigarras guardan silencio,
musa del amor ven a abrazarles,
permíteme dibujar deseos sobre tu tez
para que florezcas con mis semillas dulces...


Mi corazón de fuego, te añoraba
¿te conté alguna vez que mis violetas rojas
hoy se tornaban pálidas?
¿te dije que tus palabras serían  mi aliento
tan añorado, tan esperado por siempre
y que si marchabas aún después de muerto
te buscaba?

Una sinfonía alegre me llena de ansias,
¿Sabes cuán melodiosa suenas cuando cantas
esos amores que el crepúsculo opacan?
Escucharte como al trino de canarios al sol
me llena de ternura y me pinta con el alba,
y me hace revelar contra el destino
que no unió antes nuestros clamores...


¿Sabes que ni aún en mis sueños 
ni en los remotos instantes doloridos
cuando mis llagas clamaban al cielo;
imaginé que un amor encontraría
que su fuego de poeta dulce y sentido
penetraría hasta el fondo de mi alma?
 ...
Más aún no respondes precioso amor
encanto como la brisa mañanera
traes olor a pino fresco,
una nueva sonrisa te pinta el rostro
mientras mi corazón palpita de nuevo
¡ahhhh!  ¡delicia de calores 
que enardecen mis sentidos 
hasta creer que soy un cóndor en vuelo
que se agita al escuchar tus gemidos!


Y tu impaciencia es ambrosía en mis labios
cuando guardo silencio para contemplar tus llamas
y versos ardientes estancados en mi garganta
se derriten con la miel de un beso de savia.
Armonía en las estrellas han de regir nuestras almas
pues conectado a ti me siento desde el génesis de mi cuerpo
yo también me rendí a encontrarte cuando sentí detrimento
y hoy me regocijo al saber que no eres quimera 
sino hechizante mujer de sueños.
Lunas ciertas se han desvelado conmigo
en ésa búsqueda de la plenitud consumada
que me regalas en el presente, como el sol al ocaso
un fulgor puro que da vida a mis latidos...


Te confieso que mis eternas noches no recuerdo
cuando al mirar tus ojos negros estrellas imaginaba
cuando tu voz tibia de hombre bueno
me hablaba como un gran poeta;
 que entrega bellas  palabras como mieles
que endulzan mis amores...
¡eres azahar florido amante mío;
qué trinos bellos me regalas!
casi te diré que mi mustia sonrisa ida
es hoy un canto de zorzal en mi ventana...


Más yo en toda su extensión nunca olvido
cómo nos convertimos en selva alrededor de nosotros mismos
como podía yacer pleno en tus ojos ambarinos
y dejar que mi musa recitara por mí lo que llevo en el alma.
Que mi voz nadara plácida en la brisa
hasta reposar en tus sonrosadas mejillas,
¡tú mi Orquídea de la costa dorada,
que sentimientos frescos me das para el deleite,
frente a ti silenciarme y escribir prefiero
versos imperecederos cual nuestro amor eterno!


Amor mío, mi deleite mi manjar nuevo
aún mi corazón pareciera el nido de calandria
esperando a su amante viajero tras un duelo;
aún mi lánguida voz, tímida tomará aliento
y te dirá  que te amaré siempre...
hasta que mis alas quebradas levanten vuelo,
izaremos una bandera por la paz 
por la palabra en nuestros labios
que nos permita palpitar de amor 
sin temblar de desconsuelo .


Dulzura de mi vida, mi aire, el perfume de mi cielo,
deja que pose mi vuelo en las cuencas de tus ojos,
ya no esperes más por quien viene a envolverte
y a besar tus confines con la intensidad de las novas;
¡Que de mi voz la tuya tome aliento
y juramentemos éste amor ante el mundo entero,
lucharemos inseparables por la utopía sacra
donde hemos de morar al fin  en total calma,
escuchando nuestros latidos entrelazados en uno,
hasta que nos reverenciemos al cielo y descasemos juntos!

Raquel Rueda Bohórquez                     Kike Gómez