LA
DAMA [164]
La
vio el mariscal y el coronel,
la
saludó el comandante de pecho de palomo,
las
señoras de copete y muchas alhajas de oro;
la
vieja chismosa envenenadora de inocentes,
la
otra que roba a los inquilinos,
en
vez de buscarlos en sitios más indecentes.
La
descubrió el señor de las guanábanas largas,
la
engañaron los hijos con sus mentiras,
el
viejo de las mil y una mañas con las mujeres.
Descubrió
que las heridas duelen
y
mucho más,
si
las propinan quienes más amamos.
La
dama de traje desteñido,
de
lágrimas que pugnan por salir,
¡la
victima! /gritó alguien, después me
envió a comer mierda,
pero
ella estaba muy asoleada y se la guardé
para
que calmara sus hambres viejas.
De
a poco, en medio de letras voy dejando la vida.
A
ratos no sé hacia donde correr
después
de tanta inquina,
y
creo que mi función dejó de ser.
Te
busco de nuevo mi Navegante perdido...
Me
ahondo en ese mar de locuras y fantasías,
me
aqueja un dolor nuevo, de punzada en el pecho,
y
de a poco le pido a Dios se acuerde de mí…
Pero
nunca moriremos,
será
un retornar a sitio más placentero
donde
las heridas no duelan tanto,
los
gritos no acobarden
ni
me doblen como un niño,
dentro
del vientre de la madre.
A ratos
me descubro y no sé quién soy,
me
duele mucho todo lo que pasa aquí, allá…
Me
abaten los aires de rabias contenidas de mis hijos
y
sus punzantes palabras de cada día.
Estoy
segura que hago bien la tarea
pero
ellos equivocaron tal vez a la madre,
treparon
por un cerro que no era el de ellos,
debieron
nacer en otro vientre,
en
otro corazón, más no en el mío.
Y
a pesar de todo, en un rato los miraré…
Algo
sucede que no me entero,
quieren
volar y tienen cortas sus alas, pero los dejo,
les
invito al juego de vivir
para
que se estrellen un poco.
Que
comprendan que la vida no es fácil,
todos
tenemos que vivir lo que nos toque
para
después aprender a valorar
a
quienes entregaron su vida por nosotros.
La
dama toma asiento de nuevo…
Una
pálida hoja en blanco le invita,
se
mira al espejo y arregla su sonrisa de payaso,
comienza
de nuevo a sobrevivir
con
los sueños que le quedan,
en
un espejo de agua
escondido
en su alma.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 4/13