jueves, 26 de diciembre de 2013

ÁGUILAS EN EL CIELO L4R [20]

ÁGUILAS EN EL CIELO L4R [20]

Como águilas les soñé…
Tenían plumas de plata y corazón de oro.
Sus garras aferraban las estrellas
Y entre sus ojos se quedaban.

Se entretuvieron en otro poema
En tanto una garza blanca, y una gaviota
Construyeron versos a la lluvia,
Y a los rayos que como iris, brotaban.

Mis águilas del cielo… ¡anoche las vi!
Me regalaron muchos números
Que en un papel escribí.

Soñar… soñar… ¿y para qué?
¿Si al despertar todo continúa
Como se quedó ayer…?

¡Más ellas, tienen abiertas sus alas!
Desde arriba nos voltean a ver.
Hacen estación en las nubes,
Se extasían en los dorados del sol
Y me envían un beso desde el amanecer.

¿Ese chillido agudo es su llamado?
Se escondió entre la música de Cortázar…
Y el cantor está en mi sala, con sus ojos idos
Con el corazón dolido,
Y una sombra de alegría en sus labios.

Pero ahora… si mis águilas aparecen,
Navidad retorna entre la lluvia.
Gotas pálidas brotan de mi corazón
Para llenar éste gran océano, e inundarlo.

Una certeza han dejado…
Ese amor que no se olvida.
Y vuelan… se pierden entre las nubes
Dejando una estela de violetas a su paso…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13











A LA AUSENCIA/Socorro Bohórquez [21]


De mi madre, registro


Un poema de mi madre, que guardo y comparto... 

A LA AUSENCIA LR3 6 [21]


Una fresca mañana de octubre 
En éxtasis de amor me encontraba
Yo pensando en mis hijos
Con temor meditaba:
¿Serán todos felices?
¿Tendrán lo necesario?

A mi oído llegóme un murmullo
Y sus voces cual susurro de palomas
Que a casa,  felices llegaran.

El ardor se encendió en mi pecho
Con la fuerza de amor que brotara.
Al alzar la  mirada hacia el cielo
De mis ojos brotaron  lágrimas…

Comprendí que la ausencia es muy dulce
Y a veces también es amarga.

Cuando es dulce en amor, en ternura, en deseo,
En caricias que trae la brisa…
Sensación de perfumes que embriagan,
Y cual hilo de inmensa cometa,
Nos mantiene prendidos,

A pesar de la enorme distancia.


Al sentir cuán amarga es la ausencia
Gran tristeza se siente en el alma,
En el pecho se siente una piedra,

Que ahoga… que abrasa…


Y nos hace sentir el deseo
De volar…
¡Como vuelan las águilas!

SOCORRO BOHÓRQUEZ DE RUEDA
Colombia,  octubre de 1989





NECEDAD [22]


Mi hija Carolina.

NECEDAD [22]

Ahora mismo siento el olor de la montaña, 
Observo a un campesino  su azadón en una mano 
Y la otra un puñado de semillas...

Ahora mismo,
Descubro tus ojos a través de un hilo
En mi computador...

A veces te presiento triste,
Como si todo lo alcanzado no te llenara,
Y entonces imagino tu boca en la mía,
Mis brazos siendo enredadera sobre tu cuello...

A veces... Sólo a veces...
Entro a ver tus cosas... ¡todo tan hermoso...!
Adivino  luces de colores, todas encendidas…
Pero una honda melancolía, me hace llorar...

Por eso a veces, al pretender olvidarte...
Me doy cuenta que alguien te ha tallado
En el árbol vida, que está en mi corazón.

A veces creo que has sido

Ese sueño hermoso y efímero,
Esa estrella que se dispuso a brillar en el cielo
Y se quedó temblando en mis ojos...

A veces, creo que te he olvidado.
Un ardor extraño en el pecho,
Y hacia un rincón en el tiempo
Donde navegan peces del ayer
Me detengo…

Y me quedo ahí…

Con tus manos junto a las mías
Y ésta necedad de amarte,
Que nunca muere…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13



CARDÓN GUAJIRO [23]


CARDÓN GUAJIRO [23]
22 dic/13 Diomedes Díaz

El sol estaba de lleno sobre el desierto
Y el cardón con sus fuertes tallos
Con sus espinas de motivo
Y manifiesto de amor, sus flores,
Brotó de sus arenas un gran cantor de voz aguda
Que con el tiempo se pulió.

Su corazón resistió muchas tormentas
Cayó muchas veces entre las tempestades de la vida.
Pero el cardón brotaba de nuevo con más fuerza,
Dejando unos hijos parecidos, y un brote por estación.

Un 22 de diciembre, el Cardón Guajiro no resistió más
Arruchado como un bebé en su cuna, se encontró.
Pero habían quedado sus flores como él
Que a todos regalaba un son,
Ante el manantial de voces, del acordeón.

Y el Vallenato resucitó… ¡nunca morirá!
Porque su fuerza le viene de Dios
Y en éste desierto donde las almas pecamos,
También todo lo malo se olvida,
Si escuchamos del cantor su voz.

¡Adiós Diomedes!... fuerte Cardón Guajiro…
En sus cardos guardará el desierto tus melodías
Y el alma del cactus será la tuya
Inmortal, a pesar de los malos vientos…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13







CON MI SOMBRA [24]

CON MI SOMBRA [24]

¿Qué me dirás ahora, amigo mío?
¿Están tus manos ociosas

hurgando dentro del traje de mi madre
por si una esmeralda?

Ya no hay carreras, ni poderes, ni sueños,
pues todos los sueños bajo tierra quedan
y entre mis alares amados,

seguirán cantando todas las aves,
que tal vez se multipliquen otro tanto…

Has de contarme como es allá…
¿Hay luces navideñas?... ¿hay café colombiano?
¿Se sirve chocolate espeso a las comadres?
¿Tañen campanas por todos los que marchan?
¿Suenan tal vez, por todos los que llegan?

¡Hoy me duele todo!

Es un vicio que se ha quedado en mí,
y de nuevo estampo un beso en el espejo
creyendo que estás ahí.

¡Más nada queda!, ¿te has fumado algún cigarro?
¿A tu madre has declamado de rodillas?
Recuerdo de ese ayer, el brillo de tus ojos,
tu cabellera ondulada mecida por la brisa.

La vida es una máscara divina,
con un toque de manos invisibles no seremos,
con una caricia nueva palpitamos,
y otra vez el trigo verde, la ortiga y el llano…

Soy ahora un potro cansado… ¡un viejo potro!
Sobre una gran peña espero hablar contigo.
Deja de sonar tus dientes cascabeles
que no me está gustando ese traje desteñido…

¡Ven un momento!, esto va para largo rato…
Hablaré hoy de las flores rojas, de las azules, las doradas
que como un poema se declaman entre las verdes hojas,
mientras me arropo una vez más,

para ocultar el rostro y recoger diamantes,
que se esfuman en mis dedos….

¿Recuerdas de aquélla vez?
Un arma casi estaba sobre mí,
roja sangre que brota de las manos
ha tallado una letra por siempre;
pero en mi corazón dejó una herida incurable
de tan loco frenesí.

¿Qué es la tristeza?... ¿Qué es alegría?
Todo tan fugaz como el paso de la luna,
y tan esperanzador,

si adivinas el sol entre la nieve…



¿Queda algo de tantas prisas en la vida?
Me ha donado una imagen tu recuerdo,

todas las añoranzas de esos amores viejos
que tienen olor a hierbabuena,
y aquéllas rosas que se fueron sin abrir…

No es momento para seguir llorando.
¿Ves la estrella del sur?... ¡era mentira que venía por el norte!
Está donde no hay esperanza, ahí duelen todas las espinas,
que se clavan una y otra vez al inocente,
¡más nada pasa!

¿Vendrás acaso con él ahora?
Muerte, vida, color… espinas…
Elegías que gritan necedades sobre las montañas:
toma una flauta entre tus labios, y regálame una tonada,
para levantar mis enaguas y danzar
por éste poco que me habita todavía…

¡Pero no lo sé…!, ¿cuánto tiempo tendremos?
Tal vez el suficiente para decir te quiero,
para tomar una mano y pasarla por mi rostro,
saber que esa única línea te preocupa,
entonces, ya no quedará nada para perturbarte,
y la buscarás entre todos los brillos y las sombras,
pero ella estará escondida, brotando manantiales,
componiendo versos para el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13



NAVIDAD [25]

NAVIDAD [25]

El sentido de la navidad se pierde cada día, estamos ocupados gastando nuestro dinero para adornar un cuerpo que aguantará máximo 3 días, antes de empezar a oler... seremos como peces bajo el sol... pero ahora que tenemos el don de la vida, ¿qué estamos haciendo con él?

No quiero dormir, me parece que si duermo, muero un rato, tomo mucho tinto, café colombiano caliente, para que me desvele y así alargar el día. Digo que las estrellas y la luna, pero casi nunca me asomo a la ventana a verlos.


Si llega mañana, si acaso... tendré que ver cómo haré para cambiar desde mi interior y proclamar a un Dios, a un Mesías vivo dentro de mi corazón.

¿Qué hago con mi dinero?, para mi desgracia o fortuna, no poseo ningún capital, es muy poco, para sobrevivir la pensión pequeña de mi esposo como militar, escasamente alcanza, sin lujos ni vanidades, reciclando aquí o allá, pero sobrevivimos, es la vida que nos toca a muchos, no permitimos que el cansancio nos haga bajar nuestras alas, aún con ellas heridas, tratamos de levantar vuelo hacia la inmensidad del paraíso tan bello que se nos regaló.

¿Alguien es dueño del paisaje?... siempre lo pregunto, porque algunas veces negamos hasta una imagen para adornar algo, no puedo ser dueño de nada,  ni siquiera ésta piel que cubre mis feos huesos me pertenece, pero no por ello tenemos que dejar de luchar hasta  último momento...

Cierto día de agotamiento, de ir tras algo y nunca lograrlo, mi madre se queda viéndome a los ojos, los tenía llenos de gotas de mar, de ese insondable mar tan inmenso como su amor y me dice: "Deja de correr, que nada conseguirás si la voluntad del Creador no lo quiere, deja tus rocas por ahí, suéltalas en tu poesía sencilla, y verás que descansas de tantos afanes", y es real, decidí que soltaría todas mis rocas, en cualquier pared en blanco que se presente, y cada día estoy más liviana para surcar la inmensidad, tan azul, que a veces me parece mentira tanta belleza.

La ilusión de un amor con un nombre, se presentó hace poco, siempre tenía una gran sonrisa en mis labios, pero había algo dentro de mi corazón que me decía que no me ilusionara, ¡ni crean que es el que se imaginan!, no señores, era un gringo de ojos azules de mirada radiante y cabello dorado, pero éste sueño desapareció como llegó,  entre las luces de un noviembre que me dejó con una nueva perla prendida de mis ojos.

Reír, comer, cantar, danzar bajo la lluvia, creo que no hay nada mejor, soñar, siempre soñar con días llenos de amor y paz. Tal vez cuando no esté por aquí, una bandera blanca sea levada en mi país, porque desde que nací, sólo he visto el púrpura de las amapolas y ríos de sangre que abonan los bosques, que cada vez mueren, resignados ante las sierras y las hachas.

Ahora escucho a mi amado Cortázar, su música me llena de mucha paz, sus manos bordaron rosas para mí, cada segundo que pasa me pregunto: ¿en dónde estaba que me estaba perdiendo de su música?

La respuesta me llega enseguida.  El Internet me abrió los ojos a un mundo maravilloso, en donde sólo buscaré las flores más bellas, y los poetas más lindos, para nutrirme de versos y tonadas.

Una feliz navidad para todos, que no olvidemos el verdadero sentido de éstas fiestas, un Mesías murió hace muchos años, pero tenemos la misión de que resucite en cada corazón con intenciones claras, amando la naturaleza y respetando a nuestros compañeros de viaje.

Sembrar, siempre sembrar, que no extendamos las manos mañana sin haber dejado una huella de nuestro paso por aquí.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 26/13