sábado, 28 de mayo de 2016

Y EL VIEJO (15)


Mis padres, aquí faltan Rosa, Juan Carlos, Julio César, German.

Y EL VIEJO (15)

Enamorado vivió de todo;
Más todo para él fue un ramito de olivo,
Y en el olivo cantando un toche
Y cerca del toche un mochuelo.

Amó la montaña sagrada y rojiza
En donde vivió de niño y jovenzuelo
Haciéndole juegos a la vida,
Besando pechos de mujeres
Y buscando guitarras en sus talles.

Y el viejo, con sus ojos dulces;
El negro mojineto mechi parao,
En medio de poemas de mi madre
Nos regaló la vida entre gemidos,
Y perorata de pájaros enjaulados.

Raquel Rueda Bohórquez
28 5 16



LA DANZA DE LA ROSA (16)

LA DANZA DE LA ROSA (16)

La vi danzando sonrisas
Entre la montaña verde y rojiza
Y el árbol frondoso que cubría mi casa.

En su vaivén de pétalos
Cual falda de novia en el olvido,
Fue dueña del colibrí y amante del rocío.

Cierta vez, por aquello de pasar la mirada;
De botón a mujer, la rosa se deshojaba…

Más por siempre perfumó cada pétalo
Al recuerdo de su imagen sagrada.

Siguió aromando mi casa
Con esa gracia y ese donaire
Que la adornaban.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 28 5 16



EN MI BALCÓN (17) (R)

EN MI BALCÓN (17) (R)

Tembló la paloma en su nido
Al abrir de sus pecosas perlas.

Arrullando un palomo sus versos,
Entretejiendo ramitos secos,
La contemplaba enamorado
Con el estómago inflado
Y los ojos encendidos.

¡Amaneciéronle al día, contentos!,
Entre grano y grano de maíz ausente
Y pepitas de agraz en su mente.

Lloró la paloma en mi balcón
La tarde de los inocentes.
Un río fue revuelta rosa
Entre dagas que maullaban abandonos.

Y volvió la paloma y el palomo
A enamorarse del día siguiente;
Se olvidaron de la sangre de las rosas
Y festejaron entre arrumacos ardientes,
La danza del sol en la ventana
Y ese, su amor ferviente.

Raquel Rueda Bohórquez

28 5 16

A UN AVE (18) (R)

A UN AVE (18) (R)


¡Qué charla tan hermosa tienen los pájaros!
El río le canta a las rocas sus amores,
En tanto sigo pensando en ti,
En lo que hubiera sido y no fue.

Calla el mundo en mi garganta
Y lo veo a Él aparecer
En medio de la flor más encendida,
Y el árbol más frondoso.

Se aproxima el mediodía y nada pasa.
Un copo de nieve imaginario
Hizo estación en el verso triste de un ala
Que impaciente se movía sin avanzar.

Parecía lúgubre melodía en un altar
Donde no existía la vida ni el aroma
Para que el alma se agitara
Y pudiera el mar surcar.

Las nubes, ¡qué bonitas están!
Esperan la lluvia de la tarde
Al viento agitar ese interior
Para lloverse en poemas
Que mojen del albor su esplendor.

Un raro presentimiento
Parecido al vértigo del primer beso,
Ha tocado mi estómago y lo enciende,
Retornando el recuerdo de pálidos anhelos
Que se llenaban de versos de madre,
De abrazos y besos juguetones.

 Y el ave azul que cantaba en su prisión,
El pájaro rojo que encendió de amor;
El ave del ala herida y sin aliento
Se han juntado en un lecho de algodón
Que recibe el sirimiri y su fragor
En otro bosque, con la estación del sol
Secando sus afanes.

Sí, en ese lugar alumbra mejor…
La vida se vuelve tibieza,
Parece agua de panela
Servida por las manos del amor.

¡Y voló tan lejos!, sanó todo, se fueron.
Se toparon con el espíritu de la nieve
Que se deshiela en mis pestañas
Y me quedé aquí, en el mismo rincón,
Enredando versos de amor para el tiempo.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, 28 5 16

¿QUÉ DIRÍA AL AMOR?/Alba Martha Amaya (19) (R)





Hay un fondo musical de Giovanni Marradi, Free,
una amiga en estado de coma
con intenso brillo en la mirada,
viendo al mundo sin poder correr,
pero volando,
volando más lejos
que nuestros pensamientos.
Se llama Alba,
su  mirada triste,
es un gran poema a la vida.

¿QUÉ DIRÍA AL AMOR?/Alba Martha Amaya (19) (R)

¿Qué le diría al amor si conmigo se estrellara?
¿Qué le preguntaría a la lluvia si mi cabello tocara?
¿Qué diría al ave que rauda pasa por mi lado?

¿Qué hiciera si las hojas de mi árbol
Con las tuyas se juntaran?

¿Qué le preguntaría a tus madrugadas,
Si estuvieran con las mías?

¿A la luna, al sol, a las estrellas
Si nuestros ojos se vieran
Cerca de un gran árbol,
O escuchando el aire del mar
Con su canto peregrino,
Besar y tocar las rocas del camino?

¿Qué sería de mí,
Si el amor conmigo se versara?

¿Si en cada atardecer estuviéramos ahí,
Acariciando el mundo con los dedos
Y buscando el alma con la boca?

¿Qué sería de mí si el amor al fin,
Rondara por mi casa y se quedara para siempre
Juntando rosas, aromando espacios,
Quitando espinos, enredando canas?

A veces me pregunto
Si el amor que busco está conmigo,
Y si mis ojos están deseando lo hallado,
Y anhelando lo perdido.

¿Qué sería de mí,
Si no le preguntara al mundo nada,
Y dejara que pasara el viento,
Que la alborada y el canto de las aves
Me enseñaran que el amor perseguido no eres tú, ni él,
Sino que es el árbol de la esquina,
El ave que a cantar inicia,
El búho inquieto en las noches,
El sol, la luna, la lluvia que moja mi vestido
Y me junta a tu piel en cada pensamiento?

El amor es una pregunta constante, sin respuesta.
El amor es el poema que versamos a la inquietud,
Es la rosa que perfuma al colibrí,
El oro que se llevan los insectos en sus patas,
La libélula que me anuncia un mañana,
Son tus ojos amiga Albita,
Que gritan en ese silencio tuyo,
En esa enfermedad que te dejó durmiendo despierta
En un sueño largo y doloroso,
 Que a todos nos hace llorar.

El amor es la sonrisa de un niño
Hambriento y feliz ante un abrazo,
Y esa lágrima que toca sus labios es nuestra,
Porque brota de nuestro manantial.

El descanso al fin de la vida en su dolor,
Y el despertar otra vez
En el jardín de los sueños,
Con una orquesta de picos abiertos
Y una sinfonía de hojas cayendo:
¡Eso es el amor!

Raquel Rueda Bohórquez
28 5 16