domingo, 22 de septiembre de 2013

PARE [41]

PARE [41]

¡Pare!, aquí estoy  también...
Deseo vivir, palpitar
corretear y amar.

¡Frena!...
¿No has pensado, 
que puedo ser el alma de tu madre?
¿Que puedo ser tú mismo en un mañana?

No me hieras...
Puede ser que estés hiriendo a Dios,
tal vez castigues a un santo,
o a un ángel que te vino a ver.

Pero no pases sin advertir mi presencia,
puedo ser tú, ser el alma de María,
tal vez un ángel enviado a protegerte,
pero no me veas como basura
para herirme...

Estoy aquí por un propósito,
si no lo sabes, 
lo comprenderás
cuando regreses al polvo de la tierra
y puedas como yo,
¡volar!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 22/13


CON LOS OJOS CERRADOS [42]

CON LOS OJOS CERRADOS [42]

Con los ojos cerrados,
viendo hacia un bosque de rojo color,
parecía no haber vegetación,
y un caballo imaginaba tener alas.

El cosmos me llama,
me invita a un verso recitar,
a soñar entre praderas verdes.

Lanzo mis ancas por entre grises caminos,
pero el trigo se ha secado
y llega una promesa
de pan tibio acabado de hornear,
sobre la mesa.

Una mariposa monarca con sus preciosas pecas,
entre una hoja pálida
parece degustar miel de un panal,
y a lo lejos, un pichón de cualquier ave
con su enorme pico,
que al abrirlo ante el suspiro de su madre,
al florecer como un lirio, me hace llorar.

Una rosa perfumada con su mágico aleteo
y su gracioso piar,
asoma entre los verdes gajos
de un hermoso pinar.

Afelpados cachorros
en un rincón del tiempo,
muestran su rostro un poco asustados.
Desean música de arpas y sonidos breves,
junto a ranas gordas y flacas
que los ven con inquietud
y ante un salto desaparecen.

¡Dame un beso!,
me antojo de nuevo de tus labios…
Tengo deseos de tu sonrisa junto a mi almohada,
me dan ganas de tocar las flores  de tu pecho
y deseo recorrer la llanura de tu vientre,
sin pensar en más.

Se esfuma el dolor, así toda vana alegría,
más ahora me importa sonreír y esperar,
en tanto la melodía recorre la piel
con ese rayo eléctrico
de una mano enredada en la mía
y una caricia que me hace desvanecer.

Un oso trepa sobre las ramas,
parecen niños de mirada inquieta,
aroman a eucalipto, tienen el afán de bendecir
y corren, como por un sendero descalzo,
buscando entre el cielo un árbol fresco
para trepar y trepar hasta las nubes,
y danzar en algodonado techo,
con espumosas y frágiles lágrimas de un día.

Un gato montés diviso bajo sus ramas,
sus ojos se desperdician en su vida,
no quiere verlo crecer,
pero una gajo providencia
pareciendo un rayo le ilumina,
y lo vuelve a enceguecer.

¡Apártate!... /suplica el gorrión
¡Aléjate!... /ruega el perezoso
Y al fin, con la impaciencia de esperar,
paso a paso, gana la clemencia,
al partir el gato montés sin aguardar más.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/13

AQUÍ [43]

AQUÍ [43]

Cerca de ti  y apartada del ruido, las gallinas tienen nombre, y el caldo con pedazos de sol, se reparte entre todos, quedan los rostros contentos y el corazón se conmueve ante el brote de una flor, aunque hubiese miles.

Es mi casa de campo, donde florecen los árboles cerca de la cocina, y se muele el maíz para fabricar sueños, y chicha, para vencernos con los cachetes rojos en cualquier esquina.

Se recogen trozos de madera que el árbol desecha, y con ellas se conserva el calor del hogar, siempre con una sonrisa en los labios y un brillo inigualable en los ojos.

Hablé cierto día, y entre todos estaban ellos, fue tan poco el sueño, que la parcela pasó a manos ajenas, en donde solo importa la boñiga del ganado cebado, y sembrar pollos para la cazuela.

El olor del bosque se consume,  se fabrica vida para dar muerte, casi tan pronto, tan veloz como un suspiro apiñado entre el calor y el estiércol, casi que alimentados con sus mismos desechos, y esa labor del campo tan bonita, pareciera irse extinguiendo.

Levanta las manos mi abuela, con su llamado entre susurros de amores, y todas sus caricaticas atienden por su nombre, todos los colores, entre plumas que se agitan con el viento, parecieran adorar la vida, sin más sueño que corretear a los grillos y hacer el bosque pequeño.

Escucho balar una oveja, un chivo corretea a un perro, un pavo ha sido enseñado a jugar con los niños, y todos corremos ante sus alas abiertas.

¡Dulce y encantador bosque!, ¿me regalarás al fin un poco de tu huerto?
Cultivaré begonias y margaritas para recordarla, la planta de guacas para volver picantes los alimentos y dar ese sabor inigualable a las sopas de maíz.

¿Podré llevar un café caliente a quien pase por ahí?, ¿o seguiré bajo mi árbol, el mamoncillo que creció conmigo a la fuerza, y me acompaña un rato más a subir la cuesta?

¡Dame las alpargatas que están bajo la cama!, también el poncho y un azadón, antes de la revuelta, ¡déjame luchar por lo que amo!,  sembrar nuevos bosques, pintar de colores mi huerta, que combine con todos los árboles y ramas, sin convertir la vida en maleza, para matar con sus venenos.

Aquí en medio del bosque, he soñado tomada de tu mano, pueden ser azules las perlas o negras como venado, o tal vez una espiga dorada como el sol me quite el sueño, o un poco de miel bebida de tus labios me desvanezca.
Y entretenida, vago esperando por ti para calzarme unos zapatos livianos y adornar mi cuello con semillas de colores, si un rosario de aves veo surcar el cielo, y mi sueño dibuje con tus azahares.

Será mi huerto tu pecho, será mi fronda tus ojos, será el bosque tus besos, será al fin la vida, ¡cantares!...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/13 

DESPERTAR [44]


DESPERTAR [44]

¿Hoy es día del amor y la amistad?,
sólo sé que me aqueja el dolor de no verte
y un sol radiante me despertó
un poco más temprano.

Vacía parece una historia
pero un baúl se llena con mis canas.
Un tropiezo no será mi hoy,
si descubro una flor en mi ventana.

Y son tus ojos, es tu boca, es tu sonrisa,
un manantial claro que durará un instante
mientras un poema descubre el alba.

¡Asómate!, quiero tocar tu boca…
Beber exquisito vino con las llamas encendidas,
pueda ser que las mías pronto se extingan,
pero el fuego revivirá ante los suspiros.

¡Qué hermoso es saberte mi ilusión!
Cada día una sorpresa en estuche de oro,
cada segundo mi esperanza, en medio de todo,
y un jarrón está lleno de lágrimas,
la mesa estará servida sin invitados
mientras espero una letra de tus manos.

Despertar pensando en ti
es como una paloma viva en mi vientre,
girasol que abre sus pétalos ante la tibieza del sol
para dejar volar mis pensamientos,
y retornar de nuevo a las mismas letras
repetidas una y otra vez,
ante el sueño de tu amor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 22/13


MI PINTOR 7 [45]

 MI PINTOR 7 [45]

Pensando en ti, mi amado Pintor.
Conservas la historia del manso río
y agitas el mar desde su interior.

Me calcé las zapatillas suaves,
un traje azul de mariposa, joven siempre.
Sonreí porque el dolor se esfuma
y amé tu paisaje nuevo cada instante.

Pienso que eres mi roca…
La bondad que guarda mis suspiros.
¡Quién como tú, mi hermosa cometa!
¡Quién como tus rayos sobre las orquídeas!

Me visto de azules ojos
embelesada en la magia de tu obra,
cada segundo para verte,
cada instante para adorarte.

Quiero danzar éste día,
¿me invitará Pedro o David a una salida?
Tal vez todos se olvidan,
pero alguien siempre tiene pendiente mis ojos
como granos de esmeraldas,
sobre mi vida.

¡Oh amor!... amor mío silencioso…
Mi gran amor desde el amanecer,
te escucho trinar prisionero en jaula de madera,
nos regalas en el cielo tus joyas vivas
y con el viento, el trinar de un mirlo.

Doblo las rodillas, eres tú mi Rey
la esperanza que palpita en mi corazón.

¡Mírame, aquí estoy!
Soy tu obra tan igual como una hormiga
y sueño con versos de amor,
sobre mi almohada…

Lanza ese rayo amoroso
donde los corazones rojos son claveles,
y lágrimas, perlas de sal
que abrillantan la mirada ante un nuevo día,
viéndome en tu claro manantial,
con tus pinceles en magia convertidos
y tus besos con fragancias a rosal.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 22/13 



BAJO LA LLUVIA [46]


Alirio, Azucena 


BAJO LA LLUVIA [46]

Encontré mi traje de seda rojo
y bajo la lluvia corrí a buscarte,
el sonido sobre mi cabeza
eran sueños que no se esfumarían
entre brisas de un otoño,
y el despertar de la primavera.

Corro para alcanzarte…
Persigo tu sombra que es la mía,
busco un alar para entregarme
y desnudar mis pechos ante los tuyos.

Bajo la lluvia,
siempre cántaros llenos,
flores marchitas resucitan
y el sonido de un trueno.

Rayos fulminantes son llamados de atención,
y asustada me aprieto sobre tu diapasón,
para sonreír un poco con un beso.

Aquí estoy,
puedo esperar a que termine el aguacero,
tanto como las montañas se renuevan con el fuego,
más que el mar, si espera de las olas ese consuelo
que las avienta hacia una playa tibia y dorada.

Y la humedad pegó mi traje…
Parezco flor ajada siendo primavera,
pero ante tu azul mirar un renuevo,
un palpitar sonoro de mi pecho,
campanas que resucitan ante la muerte
y sombras que vagan sobre un estero…

Heme aquí bajo la lluvia
esperando de tu voz entre las brisas de septiembre,
aguardando cual cóndor desde las alturas
sople a su favor el viento.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/13


¿DE QUÉ ME MARAVILLO? [47]


¿DE QUÉ ME MARAVILLO? [47]

Una queja tras otra cada instante…
No he visto el brote de una rosa,
y ausente voy por el camino de la vida
sin ser alcatraz ni ser gaviota.

Paso a suspirar y no doy cuenta
que estoy viva todavía,
en cambio otros tan pequeños
mueren cada segundo,
agonizan entre dolores
y sueñan con un nuevo día.

¿De qué me maravillo?
No me he dado cuenta de nada;
ayer esa luna tan dorada,
hoy, un sol parece luna,
y una estrella es la cascada.

Un gorrión armó su nido
pero estaba ocupado
con  sueños ajenos,
enredada donde no era amada
y buscaba el amor,
donde no había fuego.

Entrelazo mis manos, ¿son las tuyas?
abrazo mi cuerpo como si fueran tus brazos,
miro al espejo y quiero robarte un beso
pero al acercarme, ya no queda nada.

No hay maravillas, en tanto un águila pasa,
no hay de qué alabar, si un niño sana,
nada hay para sonreír, si un anciano abraza,
nada hay bajo el sol mientras me perfumo,
y mis ojos tienen brillo extraño,
casi que luz del sol entre los manantiales.

Una rana de colores canta entre las bromelias,
creí que era un pajarito entre las ramas,
no puedo tocar su piel porque se protege
de nosotros, dizque “seres humanos”.

Una hormiga busca un mendrugo entre mis ollas,
su horizonte parece perdido, no hay verdes ramas,
escondida y asustada la escucho hablar
y su cuerpo tiene alma,  su vida un motivo,
pero aquí no ha pasado nada.

Tanto reniego de la vida, dulce sorpresa,
estar muerta y regresar a ver tus maravillas.
¿Acaso no he doblado bien mis rodillas?
¿No he agradecido el don de la vida
ni he copiado el cambio de nubes en el cielo
al retornar una vez más la primavera?

De nada me doy cuenta, ¡estoy ocupada!…
Me entretengo con los sueños ajenos
para no buscar los míos.
Trinan una vez más las cocineras en las ramas,
retorna el papayero con sus verdosas alas
y el canario del vecino en vez de trinar llora,
pues está prisionero,
ue cautivo con larga condena
así no haya hecho nada malo.

Agradezco mi nueve de septiembre
el retorno de ese algo invisible enviado,
oro por una niña llamada Candela,
y espero en Dios,
una mano sobre su pequeño cuerpo,
con una madre que acepta la voluntad del viento.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/13