sábado, 25 de junio de 2016

148 EN KENIA 49 (11)

148 EN KENIA 49 (11)

No se trata del número de muertos, /dicen las noticias, sino de la locura que está desatada y se llama: odio e indiferencia.

¿Qué se puede decir ante esto?

Soy una madre asustada, no deseo nietos, éste es el mayor motivo de angustia, no quiero que nazcan en un mundo donde el ser humano dejó de serlo, para convertirse en un depredador peligroso, ¡y eso que culpaban a los tigres y a los caimanes, a las serpientes y a los alacranes!

¡No quiero ser abuela! y el cielo sabe mis razones; no deseo niños que se crezcan como yo, viendo sangre, abusos, odio, envidia y cobardía, en un paraíso que matamos poco a poco, con lo que contiene.

¿Para qué traer hijos al mundo, para que los asesinen en plena juventud y quedemos las madres muriendo lentamente de dolor?

¡Lo siento!, debo compartir no solo flores y paisajes, la realidad es otra, es muy cruda y ellos son seres humanos como nosotros.

Le ponemos color a los muertos, marcamos el brillo del cabello: rubio, negro, ensortijado, ¿cuál tiene más valor?, ¿qué somos nosotros?, decimos blancos, negros, maricas, lesbianas, viejas, putas, señalamos a la gente: rica, pobre, miserable, desechable y sólo somos infelices mortales.

 ¡Nadie ni con todo su dinero se salvará de la muerte!, ¿entonces?, viéndolo de ésta manera, me tomaré otro café, porque quiero alargar mi vida hoy, no deseo dormir, porque dormir es morir de a trocitos y aquí nadie me puede insultar, porque enseguida eliminan su comentario.

Amo mi página, es lo único que poseo, mis bienes se han ido poco a poco, y mis ganas de seguir luchando continúan hasta ese hálito final, en que pueda darte un beso y morder hasta tu alma.

Raquel Rueda Bohórquez
25 6 16





JARDÍN SECRETO (12)

JARDÍN SECRETO (12)

Siempre que escucho ésta melodía,
Es como si el cielo te desatara y vinieras a casa...

Todo huele a ti,
A bosque, a rostro dulce de madre.

Es como si de tus senos me prendiera
Y un río violento mi pecho agitara.

Ha de ser que te cuelas en los pentagramas,
¡Debe ser!, porque algo de ti se queda
Y algo de ti se va cuando termina.

Raquel Rueda Bohórquez
25 6 16


ESCUCHA (13)

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ESCUCHA (13)

¡Ay vida! si supieras cuánto te amo, jamás me matarías…

Escucha... la tarde será tormenta y la noche vendaval, porque estás aquí ahora, en el instante del rocío en la ventana y en el momento del sol de la mañana... 

Si nada mueve tu corazón, entonces vete al rincón de las miserias y mira cómo sabe a bueno la basura. Las ancianas buscan un mendrugo y los niños se cobijan en sus faldas raídas, con los ojos enormes, ¡parecen soles al mediodía!

Escucha el ruido de las hojas en la madrugada, hasta el sol hace ruido y acecha el dolor en casa, mi perrita Andrea me ve como si fuera su doctor, y el doctor adivinó su dolor, pero continúa, ha de ser que la vida es pura aflicción entre las carreras por comer y los juegos, que se acaban ante la desdicha de un raro padecer que no conversa con la verdad.

Observa mis pasos, es de noche, son las 8.37; a ésta hora hay doctores que nos dejan sin la comida del mes, porque sólo saben cobrar en vez de ayudar, pero hay una razón que se grita: ¡para eso se estudia en este país, para hacer dinero, para ser ricos luego con el dolor de otros!

¿En qué lugar ha quedado la misión de amor a la que nos trajeron a éste palacio de tristezas?, más veo el paisaje, las luces que parecen luciérnagas en el cielo, la luna que asombra por su intensidad, pareciendo un sol desteñido entre tanta nube gris.

Estoy orando por la pequeña, si amanece…, y sucederá, la llevaré de nuevo al doctor, ¿qué otra cosa puedo hacer más que esperar?, entonces pienso en la gente que hace cola para que los atiendan en los hospitales y en los gritos y malos tratos, en esas idas y venidas de mujeres embarazadas, en esa niña que sacaron de a trocitos, y recuerdo que ese día estaba con la esposa de mi sobrino, ¡pobrecita madre!, ¡estaba tan ilusionada!, traía todo el morral con los trajecitos pequeños y los escarpines, para que su tesoro no se arañara el rostro, y ahora, ¡está herida!, más herida del alma que del cuerpo, al ver que la espera fue un gran fracaso y que de nuevo la muerte acertó en medio de tanta vida.

La otra niña se paseaba con su bebé muerto en el vientre, ¡no está lista todavía!, y el bebé ansiando conocer de éste mundo se quedó en medio de un tibio lago con una madre que lloraba sus ausentes llantos, y sus pequeñas manos retozando entre las flores negras de un pecho que jamás se llovió en miel blanca para esa boquita de granate.

¡Vida!, ¡cuánto te amo y cuánto te odio!, así fue, ésta semana hubo demasiada historia, la Pelúa me contó de su vecino de 19 años, ¿acabar con la preciosa vida por una novia?, ¡vaya pelado tan pendejo!, y sí, ahí colgado del cuello, lo encontró la madre que se acababa de despedir de su muchacho con un beso.

No importa lo que tengamos que sufrir, la vida es un don maravilloso, pero el dolor a veces nos hace pensar en la muerte, ¡perdóname Señor!, soy algo tan pequeño, tan débil y tan simple, que a pesar de la edad, continuamos siendo niños asustados, nos aterra la muerte y nos angustia la vida por el posible dolor en el camino, pues los cardos están regados y las espinas nacen desde adentro junto a las flores más bellas y coloridas.

Raquel Rueda Bohórquez
25 6 16




BUSCA SU ARADO (14)

BUSCA SU ARADO (14)

¿Se puede ser más noble en la vida?

Amo a los animales, son ángeles verdaderos, y aunque a los leones temo, somos más depredadores que ellos, a pesar de no tener sus garras ni sus colmillos.

Tenemos grandes capacidades, pero me veo al espejo, ¡tan frágil y desnuda!, le temo al viento fuerte, a las brisas huracanadas, a los rayos que roncan y se agitan velozmente sin que pueda reclamar nada.

Me asusta la noche y las sombras fantasmales, el árbol que danza pareciendo un demonio macabro, y esas miradas a mi espalda que hacen levantar todos los vellos de los brazos y parecen hacer una curvatura en mi espina dorsal.

Vi a un buey buscando su arado, ¿tanta nobleza?, ¡no puede ser!, y el hombre que lo dominaba ni siquiera se veía un hombre, era un flaco muchacho que sin rejo, ni causar dolor, acariciaba su lomo y con dulce voz de ruiseñor lo hizo doblar el cuello con amor, es raro en medio de la crueldad que vemos hoy día. El  buey ajustó la yunta doblando las rodillas, contento de ser y existir, ¿será que lo sabe?; el jovencito me pareció el único ser humano en miles, porque somos tan desnudos y sin garras, ni siquiera dientes fuertes poseemos, pero somos capaces de grandes males, somos los únicos depredadores que podemos acabar con la naturaleza y con el planeta, y esto parece increíble, teniendo menos fuerza que un león y menos garras que un gato, hacemos más daño, causamos más terror que todos ellos juntos.

Me siento muy cansada hoy, aquí se me otorga el derecho a respirar por mis heridas, la nevera está llena de carne y la veo con malicia, parezco una hiena devorando a su presa, pero el buey tampoco sabe que su desdicha será nuestra alegría.

Cambio la carne por lentejas, ¿ya para qué?, nadie dejará de criar becerros ni de comer carne, si el hombre pudiera cortaría en trozos a la hueste de gentes que desean cruzar una rivera para armar un rinconcito para vivir, y la serviría en el banquete a la carcajada, a la burla y a la mentira.

¡Humanos perversos y crueles!, menos mal soy extraterrestre para no parecerme a ustedes ni en un centímetro de cerebro corrupto y carcomido por la envidia y el odio, y aquí recuerdo a un personaje que acabo de conocer que me causó mucha risa, porque pensamos parecido, se llama “Querubín Rebelde”, en medio de insultos y bromas le dice al mundo que el demonio está suelto y que somos cada uno de nosotros si no cambiamos ahora, ¡ya!, y transformamos éste cuerpo vanidoso y enclenque en un ser humano de verdad, ¿para qué nos llamarían así?, para mí, "ser humano", está lejos del nombre que nos dieron,  porque fue otro “ser humano” quien nos bautizó de manera tan ingenua, sólo sangre, falsedad y trampa es  lo que veo, hasta los mejores amigos nos clavan por la espalda y de frente nos abrazan.

Vivimos aparentando riqueza ante los pobres, mostrando nuestros lujos y marcas para que nos envidien, ¿de qué sirve la vanidad?, si acaso sirviera para vivir un día más, habría un motivo. Para mí que el vanidoso es el responsable de la pobreza, y de que los ricos sean cada vez más ricos, porque nos venden sus porquerías con “marcas” que trabajan nuestro cerebro torpe e insulso, para que nos creamos demasiado, ante quienes tienen el estómago vacío y las esperanzas rotas.

Mi discurso viene a que amo a los animales, que ellos tienen más de humano que nosotros, y que cada día lo compruebo en sus actitudes hacia nosotros y entre ellos mismos, ¿han visto los ejemplos que nos dan?, también matan cuando tienen hambre, pero jamás venden la carne, ellos no saben de precios ni valores, si lo supieran, nosotros no existiríamos. Pero en serio que somos una pérdida grande para el planeta tierra, al desaparecer el hombre, el bosque florecería y todos esos caminos grises serían reventados por la fuerza viva que tiene la madre tierra, serían hermosas praderas y montañas con todo al día, sin animales enfermos y cansados, sin semillas tratadas, sin abejas perdidas y sin ilusión en éste mundo sin flores que estamos dejando de herencia.

Seremos la vergüenza del futuro, como lo fueron los anteriores seres humanos que en búsqueda de grandes logros, fueron capaces de inventar guerras y matar la obra grande del Creador.

Creemos ser dueños de la tierra, apartamos a quienes han sido desplazados por guerras injustas y pateamos a los niños que vienen cansados e ilusionados.

¡Seres humanos!, ¡valen mierda!, me salvo por lo extraterrestre y se salvan los que están luchando por un mundo más justo y mejor.

Raquel Rueda Bohórquez
25 6 16