martes, 5 de marzo de 2013

PALABRITAS 050313 [84]

PALABRITAS  050313 [84]

1
En el cristal de tus aguas muestras tu grandeza.

2
Se advierte al depredador, pero mi confianza está en ti...

3

Dios mío: Déjame ser en medio del caos, me regalas sólo dorados, pero la mente se entretiene en cosas vanas, en tanto, cada día me muestras el esplendor en tus ojos, que florecen a pesar de los intensos veranos.

4
Camino a casa, no sé si retornes, pero es seguro que si no lo haces, es porque había una estación esperando por ti.

5
Ésta para  mi tierna violeta, mi pequeño ángel lleno de felicidad que hoy estás buscando el camino, esa luz para volver a ser lo que eras, una estrella luminosa en la vida de los demás.

Monito por siempre aquí.

Madrina.

6
Para ti amor de mi vida que lo diste todo sin pedir nada a cambio; por todos esos abrazos y complicidad conmigo, por tus secretos y los míos;  por el regalo de Dios al ser mi amada madre.

Si hay un después, no quiero que mi Jefe te cambie por otra, te quiero igual, con tus mismos ojos, tus manos, tu corazón.

Te quiero madre.

Raquel


7
Me agrada no ser "santa", si lo fuera, sería como ésta hermosa flor.

8
El pecado es parte de nuestro propio yo, pero la reconciliación es aquello que nos permite abonar para nuestro viaje.

9
Los otoños muestran la grandeza de la vida cuando sus hojas mueren, para permitir a otras existir, pero su muerte nos enseña también que siendo abono, nutrirán a la madre tierra, para que no sea vana su estadía, el pastizal reverdezca, y las flores muestren un motivo bajo la luz del sol.


10
No te importe si también quiero un poco de ese frescor,
déjame ser aquí en mi virtual ventana...


No te empeñes en criticar todo lo que digo o hago,
¿traes acaso migas de pan a la mesa?


 Esas migas vienen de alguien más valioso que tú,
sólo eres su mensajero...




11
Así como un rayo de luz es la vida, una vez encendida su llama, sólo la voluntad del Creador puede apagarla o encenderla, con la fe de que la muerte es la vida que todos soñamos.


12
Estoy en contra de la figura "confesión"...
Me parece la peor alcahuetería...
Si no hay conversión sincera, y voluntad de "no volver a cometer”
las confesiones serán eternas: Hoy peco, mañana empato...

13

Sí,  te amo...
Eres ese pedacito de Dios en mi vida.


¿Acaso dudas en algún instante

que la fuerza de su amor
hizo templar las montañas,
y florecer la vida bajo las rocas?

14

Madre:

Con el rocío de la mañana las encontré,
en un hoy donde no estás,
en un ayer que se esfumó,
en un futuro donde estaré contigo
siendo parte de esa nada
que parece ser el único fin
que nos convierte en algo.

15
Si existe un amor más grande que el de una madre,
quiero conocerlo... ...




16
Ver a Dios

No es posible verlo,
así como a la brisa,

no la divisamos
pero la sentimos,
sabemos que sin ella

no sería posible la vida,
confiamos en ese ser de luz,

creemos en Él, 
viéndolo presente
en las acciones de justicia
hacia los demás.



17
No vale mentir,
es importante la verdad,
Sino nuestro viaje a éste planeta

habrá sido vano.


 18
Deja salir esa fiera interior
no importa lo que venga... 
Te habrás liberado del peso de la angustia,
que es más dolorosa que la indiferencia
con que a ratos somos tratados.

19
No importa que todo parezca en nuestra contra,
que lleguen más dagas que rosas.
Es bello saber que hay mucha gente a nuestro alrededor
que nos ama,
y desea lo mejor para nuestra vida.

20
Una madre siempre hace malabares para complacer a sus hijos, ellas entregan todo lo que son por ellos; es una pena que a ratos, muchos no correspondemos a su amor.

21
A mi madre

Las flores de hoy para mi madre bella...
Le pedí a Dios que se la llevara

pues no quería verla sufrir,
hoy le pido que me permita saber en dónde está.

22

Cada vez que advierto una flor sin ser primavera,
me doy cuenta que ella es parte de la misma,
de su perfume, de su esencia. 

Te quiero madre. 

23

En tus manos está, que el planeta resista la próxima tormenta...


24
Ellas son un regalo; el Sembrador sabe para qué nacieron, para acariciar, para donar, para sembrar, para cantar, para tomar lo que necesitemos de nuestra madre, ¡nada más!

25

No esperemos duraznos de una vid, la gracia de Dios nos acompaña para brindar un poco más tarde, con el vino añejo que todos merecemos.

26
Si miráramos como ellos, /los animales/, recuperaríamos nuestro espejo de niños, perdido en el camino...


27
Todo niño nace libre y feliz.
se esclaviza y sufre,

cuando crece su cuerpo
y su alma se estanca. 

28
Si los cardos entregan tanta belleza de su interior,
¿por qué razón nosotros nos empeñamos en las espinas?



29
Amorcito: No es que sea interesada, pero me dijiste que tienes un gran barco, qué una gran mansión, y no tienes con quién disfrutarla; qué mucho dinero en los bancos, y aún no encuentras con quién compartirlo.

No os preocupéis amado mío, tú  princesa ha llegado, me he calzado la zapatilla perdida, y aunque tuve que meterla un mes dentro de la nevera con trapos por dentro, ha entrado mi piecito,  soy tuya, y mi gran amor lo acabo de descubrir, cuando me di cuenta que no era falso lo que me decías.


30
Hola amor: Sé que tienes tus grandes empresas, tus negocios, eres dueño del sol y la luna, hasta de las estrellas, pero no me importa, mi anhelo es tenerte aquí conmigo,  pero ojo, no olvides la dorada.

31
Nadie ocupará ese lugar que has dejado
pasarán todos, muchos;
pero tu sitio aquí ha quedado vacío
cuando te fuiste más allá del sol.


32
Aquí estoy, no enceguece nada, todo es claro como un manantial...

33

No te apures, sólo calla, silencia, espera…


34
Aquí estaré con mis ojos sobre tu ventana cerrada
por donde un poco de esperanza

vestirá de oro tus sábanas.

35

Es así amor, el sitio que deseo,
te lo he repetido muchas veces, un lugar  solitario,
una cascada, el canto de mis niños sobre las ramas, tú, yo... 


36
Sólo los animales levantan el rostro para vernos, y lo hacen con asombro, lo he comprobado muchas veces; y  bajan su mirada sólo para alimentarse.

37
Hay personas tan arrogantes y orgullosas, que sólo saben mirar a los demás sobre su hombro; si bajaran un poco la mirada, verían de lo que se están perdiendo.

Raquel Rueda Bohórquez