Sarita y Caro
SARITA
[34]
¿Quién
era mi chiquita?
Ella
era un día de alegría
una
carcajada al verla correr.
Siendo
diminuta se creía gigante
y
como grande, ante una mirada,
se
hacía pequeña,
un
pedacito de ángel
que
nos hacía enternecer.
Nuestra
cosita que tanta alegría nos dio
ha
subido al cielo,
con
ese triste final de la vida
donde
siempre acusa el dolor.
Es
que la muerte viene vestida de lágrimas
y
no era un perro, para tratar con desprecio,
era
un pedacito de Dios.
Ya
es libre, puede corretear sin miedo
ya
no le duele el corazón
ni
sus patitas de seda,
ni
estará sobre mis pies nunca más,
pero
está el consuelo de que fue amada
y
nunca el maltrato su vida tocó.
¿Y
vas a llorar por un perro?
Guarda
tu llanto para mí /dicen los necios.
Nuestro
angelito era parte de todos
era
un querubín llenito de dorados cabellos
que
inundó nuestra vida de amor.
Allá
a donde están los buenos,
aquéllos
que vinieron para entregar felicidad
estarán las almas de los pequeños
que
como grandes actúan,
y
de premio esperan tan solo una mano
una
caricia soñada en los dedos enredada
y
un mendrugo de pan.
Estarás
aquí donde te amamos
porque
también fuiste regalo del cielo.
Ya
no pelearás con Lucía ni con Chanchy
y
estarás cuando llegue mi niña
esperándola
ansiosa en la puerta,
cual
luz
que baja del cielo
para
dar un cariño al despertar,
y
un beso al dormir.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 24/13
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