HABÍA
UNA ROSA [39]
Entre
todas las flores del campo, había una rosa…
Detallé
que sus pétalos parecían labios de mujer,
que
sus ramas verdes, semejaban ojos de niña,
que
su tallo tenía endurecidas espinas
y
al toque de mis manos,
una
lágrima púrpura.
Había
una rosa…
Entre
todas, la más bella…
Los
colibríes se antojaban en sus mieles
un
batir de alas, una despedida…
Pero
la rosa, de a poco envejecía
y
entre cántaros de lluvia se deshojaba,
para
dejar un cáliz rebosante de dulzura
que
se perdía de a poco entre la grama.
Había
una rosa /la conocía
Se
tornaron blancos sus pétalos al pasar el tiempo,
pisotearon
la dulzura de su aliento
y
de a poco, desleída entre granos de arena,
fue
polvo, fue tierra, madrigal y poema.
Y la
rosa ya no tuvo color, su color era el café,
su
olor eran los aromas de mi patria
perdidos,
con los pies ensangrentados,
y
las manos llagadas…
Pero
había una rosa, perenne entre todas
que
al pasar el tiempo tenía un perfume sin igual.
Rosa
entre mis flores la más amada,
¡la
madre mía!,
la
rosa mujer de mi jardín…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 25/13
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