NIÑOS DE SIRIA [86]
¡Oh Dios!, temo reír mientras otros lloran…
Escondo el rostro entre mis manos, y escucho
lamentos,
tiemblan en un rincón con temor al viento
y sus voces callan, abren los ojos espantados,
como aves blancas sin haber vivido, marchan.
Loco está el hombre,
se han desatado los demonios.
No existe temor de Dios en sus bocas
y sueltan los dragones
para que devoren la vida.
¡No salgas que la brisa hiere!
No respires de tu aire, que lo han contaminado.
Cierra la boca, ¡huye!... ancla tu corazón en
una estrella
y aléjate, que tal vez el mal te busca,
y el odio te persigue.
¡Niño de ojos bellos!,
mártir en todas las vidas del hombre,
dales corazón y déjalos entre las sombras
para que lloren por los daños causados a la
tierra,
por los niños que saltan por sus vidas, y se
alejan,
siendo corrientes frías, brotes que no han
visto el sol
capullos de blancas flores insepultas…
Ya no tengo lágrimas, todos estamos asustados,
hay una hediondez a carne putrefacta...
Los ojos de la iniquidad, con sus manos
perversas
traman nuevos pecados,
los inocentes purgarán penas
y los malvados levantarán copas de vino
para brindar con la miel de sus venas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/13
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