sábado, 13 de julio de 2013

SOÑAR [124]

SOÑAR [124]

¡Cielo mío!, pedazo de corazón de otra,
embrujo negro que me roba el sentimiento:
Deja una nota de tu pluma… sólo una,
para saber que estás, y no te has ido
a jugar con el viento.

Dulce amor que de la tarde mis quebrantos:
¿En dónde estás, que no reparas en mi llanto?
Si te contara que a ella vi ésta tarde,
se abrazó conmigo,
sembró una flor en mi jardín
y  nos dijimos lo tanto que nos amamos.

Pero desperté otra vez...
Mis delirios me están volviendo loca,
no estaba aquí ni allí,
de nuevo estoy sola en mi sillón
con tantas palabras en la boca.

¡No respondas!, ¡no digas nada!,
alguna vez un poema nos declamamos
cuando al hablar con los ojos,
nos sentimos solas,
y al tomar las manos,
nos despedimos.

Y aquí, linda soledad me acompaña,
es bello saber que no tengo a nadie,
nada vuela por mi casa... nada pasa...

Todo se fue y pronto marcharé del nido
sin ver tus ojos negros azabache
que a veces me desvelan,
y otras, cierro los míos para divagar
lejos, tan lejos de mi propio yo,
que voy contigo.

En éste blanco aposento
en éste cuadro de blancas amapolas,
la vida cual sepulcro se presenta…

Se muestra la radiante luna de un momento,
y al segundo,
sólo lluvia tempranera,
paso de un alma sola,
de la novia que al sol siempre espera.

¡Escucha amor mío!...
No es necesaria una respuesta,
vano es pensar que ella regresa,
vano es llorar y reír,

pero al despertar no sabemos si estamos aquí
vamos a otro sitio si dormimos
o si la muerte es un evocar lejano,
en otro hogar,
en otro jardín al cual pertenecemos.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 16/13 

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