PRISIONES [73]
A veces nos sentimos así, como un
escarabajo dentro de un frasco de cristal, y luego de vivir siglos sometido, el
escarabajo decide volar, cae el frasco, porque providencia colocó en su camino
una roca, se ha quebrado en mil pedazos, tienen brillo ahora, son pequeños
espejos que tenían a una princesa oculta en un nicho, para evitar su vuelo, dentro
de un charco que no presentaba caminos, más escuchen: el escarabajo brilló más
que los espejos, tenía una coraza de acero para resistir el embate del tiempo,
y ante todo, confiada en el Rey, esperó un beso de sol, y sus alas fueron
tornasol, que combinaba con el poema de una noche de luna roja.
Casi este tiempo esperó, largos años,
para saber que el hombre posee maldad y la usa contra los inocentes, así es, y
será por muchos siglos, mientras la oscuridad de las almas con sus míseros
sentimientos, nos asistan, hasta desnudar esa verdad que parece un secreto que
se grita, en medio de un desespero de manos abiertas: ¡¿Dios, en dónde estás?! Él estuvo aquí desde siempre...
Ahora el escarabajo completa su
historia, no es la misma que camina por ahí disfrazada de gorrión, el
escarabajo sube y baja la cuesta, prepara abono para las orquídeas y espera un
mayo, viendo hacia las tejas rojas, ¡cómo se descuelgan de hermoso!, y estará
María y ellos ahí, también estaré sorprendida aún más, de lo que puede hacer el
sol, ¡y eso que estaba bajo tierra!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 28/15
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