EN TUS MANOS [72]
Estoy en tus manos,
eres mi Rey desnudo, en tu corazón no hay trampa ni mentira. En un cristal te
veo, manantial puro hecho diamante, mi cuello he doblado ante ti, mis rodillas
son de garza esperando a su amor, mis ojos son tuyos, eres la luz cálida que ha
llegado a mi vida, no permites que nadie me dañe, a pesar de muchas lágrimas.
Conoces a cada ser, ¡nadie
puede mentir ante ti!, y me quedo aquí, en tus aguas tranquilas, mansa como una
paloma, amado mío, ¡mi gran amor!, para que me toques, y dejes que mis alas
crezcan en el otoño de mi vida, como un águila, una inmensa y brillante águila,
a quien has dado otra oportunidad.
¿En dónde han
quedado quienes mi ruina desean?, ahora están asustados y corren, parecen
dementes en medio de su propio infierno.
Nunca dañes a otro,
todo se volverá contra ti, porque el poder de Dios no conoce de oscuridades, su
verdad es un rayo de luz desde el amanecer, y en la noche, quedan los astros
encendidos, y una cortina nos resguarda de miradas ociosas.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
septiembre 30/15
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