LEJANÍA [74]
Lejos estoy
de quien dijo amarme.
Descalza y herida,
todo era niebla,
enormes espinas;
y a pesar de ello
florecieron los cactus,
sin importar
esas cicatrices
que fueron llaga
naciendo en la carne,
dejando un recuerdo
perenne, de tiempo ido,
entre las arenas doradas
de un desierto
que a pesar de todo
mágico es.
¿Qué te vas?
¿Para dónde?
¡Nunca estuviste!
Ni una lágrima de mis ojos
has secado.
¿Un abrazo en el tormento,
acaso me has dado?
¿Un beso siquiera,
en ese foso oscuro,
hallada en infinitos
largos silencios;
que me toparon
en otro pensando,
y por ti muriendo?
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/15
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