COSITAS
MÍAS 2 [93]
El
Rincón del Vago no se ha ido, aquí estamos después de un leve descanso,
pensando que el exceso de vanidad opaca nuestros valores.
Es
verdad, vamos por el mundo con la cabeza puesta en tonterías y olvidamos
fácilmente que somos aves de paso, hojas de cualquier otoño que se irán con una
leve brisa, en ese segundo en que el aroma inconfundible y poderoso se acerque
a nuestra ventana, para advertir que llegó la hora, esa hora mágica de volar
como las águilas.
Ayer
nos miramos con recelo y desconfianza, todo lo malo que nos sucede lo achacamos
a otros, sus errores se pagarán en el camino al igual que los nuestros, o tal
vez nada suceda, serán felices muchos, lo seremos, mientras otros llorarán y
pensarán: ¿por qué a mí? ¿qué daño hice a los demás?... Son cosas que nadie
comprenderá, tal vez vivimos otra vida y algo quedó pendiente en esa balanza,
aquí o allá…
Creo
que no moriremos jamás, estamos por ahí como un ave, con el estuche prestado de
un colibrí, con las alas de una mariposa, todos somos almas sin tamaño, y que
vamos y venimos con el tiempo, siendo abono, parte de la misma madre naturaleza,
de un todo o una nada que no comprendemos ahora.
Un
día lleno de amor, hoy nos vamos a dar el gusto de perdonar, todavía guardo
algo en mi corazón, pero se irá, con éste suspiro, nada quedará después del
vendaval, serán escombros que se renovarán al regreso del sol en medo de nubes
grises que como una cortina se esfumarán, para mostrar esa esencia dorada que
nos bendecirá luego.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 9/13
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