UN
DÍA MÁS [103]
Desperté
sin deseos de hablar…
Dije
que esperaría lo que el día me trajera.
Una
blanca paloma abrió su celda
para
encontrarse un poco más allá del sol;
y
en medio de todo, continúo un día más,
agradeciendo
al sembrador de sueños
quien
desde mi balcón anuncia perlas nuevas
que
mañana partirán.
El
árbol de mi otoño se ha quedado solo
ya
no hay quien riegue una flor,
pero
en éste mutismo de un nuevo día
siempre
he de voltear el rostro y bendecir
por
el milagro de existir.
Ayer
renegaba por todo, me parecía arduo el trabajo
sin
paga ni recompensa, como un esclavo del ayer;
pero
descubrí que muchos no tienen que hacer,
ni
siquiera levantan una pluma, ni tocan un violín,
sino
que corrompen sus carnes con venenos
y
entre malditos humos, corroen sus pieles.
Se
pudre la carne y no espera a morir
sino
que en vida, le roban a Dios su obra
para
convertirla en desechos vivos
que
ni los buitres podrán aprovechar.
Es
duro ver tanta cosa…
He
visto a una niña luchar por vivir
mientras
jóvenes con toda su salud
se
pierden en sus vicios
sin
un motivo ni una razón,
para
ser muertos vivos entre las sombras
que
nos hacen palidecer.
Termina
el día y comienza la noche…
Aguardo
un rato más por el amor,
llegará
en cualquier instante estoy segura
si
evito pensar en él.
Nada
me acobarda, espero la felicidad…
Una
hoja acaba de caer, tan dorada y limpia,
y
en el rojo color de la tarde se oculta el sol
para
que la reina de la noche,
aparezca
entre las sombras y nos imponga poemas,
donde
el amor sea el motivo
con
un corazón que palpite por destino.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 9/13
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