BUSCANDO A DIOS [145]
No busquemos a Dios donde están los ídolos de barro,
Él está en cada hoja que danza, con los suspiros de la brisa.
Permanece sobre las calladas y grises rocas,
se renueva cada segundo en el cielo
habla con la voz de mis niños y ve con sus ojos.
Dios no está en palacios dorados...
Búscalo bajo una rama reseca,
sobre una montaña si un cóndor se eleva,
bajo las aguas del mar y sobre ellas.
Encuéntralo prontamente... Está a tu lado...
Palpita con tu propio corazón,
suspira con tus pulmones
suspira con tus pulmones
llora cuando hieres, matas y acuchillas...
¡Levántate!... Dobla las rodillas un segundo
porque mi Jefe nos reclama para su obra;
una mirada compasiva,
pues mis niños emplumados
tienen hambre
y es nuestra razón, llenar de alegrías sus picos
elevando con ellos nuestra alma.
Llena de verdor tu estancia,
sus pulmones mueren a la vez con mi madre,
la negra que hace brotar semillas y flores
y nos pide a gritos que bajemos la guardia
porque pronto, no quedará nada.
Calma esa vanidad y esa soberbia,
no pediré más de lo que necesito
pues en un segundo,
su blanda mano estará sobre mí,
su blanda mano estará sobre mí,
veré que pronto marcharé
tan desnuda como la playa
y tan vacía cual globo de cristal.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 30/13
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