RECUERDOS [22]
Un vago recuerdo, mientras paseaba del brazo con mi amado novio, pero
eso fue en el siglo pasado, un tipo grotesco de esos que te echan piropos, y
como no le haces caso se burlan de ti en público, y ese día vino a la memoria
por aquello de la viejita que engañó al joven apuesto de cualquier país.
Tan feliz con mi amor, no cambiaba el cielo ni las estrellas cuando
estaba con él, era como si todo lo que anhelara estuviera en su mirada, bonito,
simpático, arrogante como un potro salvaje en la espesura, pero bien amado, tal
vez es de esos amores que nunca volverán, porque se fueron detrás de las
cometas luminosas del tener, y me dejó temblando, en medio de la oscuridad, con
un solo grito: ¿¡por qué!?...
Había muchos borrachos, era el negocio de un hermano, historia larga de
travesías y caminos, de sinsabores y alegrías, siempre lleno de gente, mucho
dinero corría a manos llenas, se iniciaba el paramilitarismo en Colombia,
muertos a granel, amigos pálidos como la mala suerte en volquetas, extendidos
en la pradera de una indiferencia que lleva más de 30 años, donde se pusieron
los niños en la boca del fusil, y las madres se condenaron a una eterna
tristeza.
¡Claro que sí amigos míos!, se vale dejar recuerdos de pequeñas cosas
que están ahí como cicatrices, ¡mira que ni el tiempo las borró!, y mi lindo
amor de ojos negros, paseando en el corazón como un dulce recuerdo.
¡Hola marica!, mi amor levantó su mano, siempre jovial con todo el
mundo, y el tipo vomita ésta frase: ¡¡¡Qué hace con esa gallina vieja?!!,
¡búsquese una más joven!... ¿qué recuerdo?... tristeza, era el tipo de los
piropos groseros, amigo de mis amigos, vomitando de su pobreza, mi amor sólo me
apretó más, y dijo: ¡Hifueputa cabrón, no le vuelvo a hablar en la vida!...
¿Qué sentí?... de sus amigos nadie rió, todos me conocían, alguien le
dijo: ¡Oiga cabrón respete!, ¡qué hifueputas le pasa!, ¿por qué carajos le dice
eso a nuestra amiga?...
Más continuamos, la gallina vieja tenía 20 años, pero cuando tenemos el
corazón lleno de odio, dañamos hasta a la flor más pequeña, no dije nada, pero
sí sentí mucha tristeza, ha pasado el tiempo y el recuerdo llegó...
Más del tipo gordo y grosero, hermano de unas amigas a donde alguna vez
me vendieron el almuerzo, claro que no es Felisa, ojo, porque ella fue mi madre
adoptiva, ni tampoco Marina, de ella sólo que sus hijos me veían bañar desde el
tejado, ni siquiera eso podía hacer tranquila, una dama a carta cabal, sino
casi llegando a la esquina, uno de sus hijos, y me contaron hace años que lo
habían matado, tal vez en uno de esos momentos de mala energía, donde alguien respondió como era costumbre en la
época, con una bala en la frente, Q.E.P.D, claro.
La gallina vieja, o sea yo, aún cacarea, puso 3 huevitos y tiene
alientos para más y más, tal vez huevos de 2 yemas jajajaja! eso decía mi
madre, que las gallinas cuando están terminando postura, ponen huevos de dos
yemas...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/15
10-491-97
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