martes, 3 de septiembre de 2013

OTOÑOS [134]

OTOÑOS [134]

Advertí de nuevo una hoja
tan dorada espiga de trigo en verano,
comprendí que todo pasa y se renueva el campo
si la lluvia desde el cielo cae.

¿Cuándo pasará el suplicio de mis niños descalzos?
¿Dejarán al fin a los dueños de la tierra cultivarla?
¿Evitarán que semillas diabólicas inunden nuestros huertos?
¿Entregarán azadones y  bueyes para arar de nuevo?

¡Pobre tierra tan maltratada!,
los árboles son mensajeros sin destino,
en cada cambio de estación admiro
tantas flores y semillas que marcharán,
y gorriones que morirán...

Éste mi otoño tan amado,
aquí mi árbol mudó todas las hojas
y brotes pequeños de niñas brillantes
como tus ojos, descubro,
con pequeñas esmeraldas
que serán flor y fruto.

¡Divino amanecer !...
¿Saben que me deleité con la lluvia?
Brillantes perlas corrían  junto a las hojas viejas
y en un instante viajaron mansas,
con una corriente fría
que las llevó a besar la tierra.

Otro  amanecer pensando en ti,
nada duele, nadie me lastima.
Busco en tu norte mi amor posible y sumiso,
pareciera fuego sobre una lámpara que se apaga
y al suspirar me trae tu presencia.

Florecen  lirios del valle ante mis ojos,
otoños se decantan en un lago transparente
y lloro un poco,
por mi ausencia en tu mirada,
escucho la música que me trae un verso callado
y doblo las rodillas,
por todas las hojas que se han secado.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13 



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