martes, 3 de septiembre de 2013

¿HAS LLORADO? [135]

¿HAS LLORADO? [135]

Nunca me verás llorar
soy una roca que soporta todos los vendavales,
que aguanta el ardiente sol sin quebrantarse
y espera,
sumisa y noble,
el paso de una cascada.

¿Quién dice que lloro?
¡Escucha!...
¡Qué hermosa  melodía!, con ella escribo.
Una cascada veloz se agita sobre las rocas
cantora, preciosa, ángel de seda vestida...

Ni una gota de rocío baja por mis ojos,
sólo carcajadas de flores en primavera,
felicidad al ver la rivera de una montaña
y un águila, preciosa, de alas gigantes,
descansa cerca de mis ojos,
y con  dorado avistamiento
hacia mi corazón se lanza.

Soy una ostra con el alma herida
donde una perla esconde sus quebrantos,
y en ese apacible lago de rojos encendidos
se queda mi corazón en calma.

Escucha... ¡es Vivaldi!,
sus cuatro estaciones, ¿en qué estaría pensando?
Debe ser en un verano intenso, o un otoño dorado,
o la blancura de un lago donde danzaban golondrinas;
o puede ser, estoy segura,
de que en el amor negado...

Se deslizan las barcas sin destino...
Somos eso, pequeños troncos que bogan
por ese incierto camino de la vida,
pero en un segundo calla y suspira.

Quedaron mudos  los de ayer
viendo hacia un horizonte perdido,
tantas huellas se han esfumado
pero resucitan en el cielo las estrellas;
¿y todavía preguntan si he llorado?

Esculco en mis recuerdos, /en esa maleta vieja,
en ese baúl que me pintó Sonia
donde mi flor de loto reposa con pétalos nuevos
y nada en el fondo de un lago de madera.

Ahí quedaron también mis pensamientos.
¿Alguien tomará lo que sirve?
Si acaso una gota de rocío
no ha empapado antes mi traje desteñido,
y todo sea alimento para un comején viciado.

Tal vez sean lanzados al viento
como todos mis sueños que pavesas son,
pero se encienden en cada pálida hoja que encuentro,
¿y todavía preguntan si he llorado?

¡Nadie ha de llorar!...
Se quedan en el mar las sales de la vida
de todos los llantos de Colombia,
de tanto falso positivo y abandono,
de tantas madres que buscan lirios floreciendo
en un reseco valle convertido en lago.

¿Y todavía preguntan si he llorado?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/13



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