AMISTAD
[149]
Hablaré
de la amistad de un ave con un roble:
Encariñados
pasaron duros tiempos,
se
abrazó a su tronco una enredadera
y
él soportó callado y agradecido,
por
sus flores.
Llegaron
gorriones y otras aves.
La
lluvia se empeñó en sus verdes hojas
pero
él se aferraba a la madre tierra,
pariendo
sueños y abrigando soledades.
Aquí
se enamoraron las palomas solitarias,
anidaron
en un rincón escondido;
las
hormigas se vistieron de topacios,
de
rosas encendidas,
y
fabricaron ricos hongos para su reina querida.
Se
hizo cómplice una mariquita roja de una amarilla,
un
sinsonte cantor trepó en lo más alto
para
ensalzar a Dios
y
convencer a otros de su magia.
Danzó
una mariposa sobre una hoja
siendo
su compañera y amiga,
y
la cárcel fabricada por ella, fue su hermana,
quien
la resguardó, mientras sus alas de colores crecía,
siendo
cualquier día, un hada en el camino,
callada
y sumisa,
para
morir enamorada del brillo de un lucero.
La
lluvia tuvo compasión, cierto día…
Brotó
de sus ojos incontenible llanto
que
hizo reverdecer la pradera;
y
el campo se vistió de verdes esmeraldas
dejando
un nicho abierto en un rincón,
para
que las ranas locas
se
inundaran de amores.
Amistad
nació en un momento…
Se
miró a los ojos con su enemigo y perdonó,
volvieron
a reír a carcajadas las guacharacas,
el
ave inició su canción del día
y
volvió a salir el sol.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 4/13
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