VIENDO
[155]
A
mi alrededor contemplo el azul inmenso,
La
sombra de un "te quiero” se renueva,
como
un maravilloso astro cada día.
Ese
chillido de monte,
de
árboles llorones bajo mis pies;
esa
laguna que no fue porque la apresaron,
esos
cactus que no tienen tiempo de florecer
porque
una daga...
Sobre
una rama donde no estaré, te busco...
Un
inmenso señor que ayer tuvo fantasías de verdores, y miradas altas,
caído
en cualquier camino,
porque
una sierra maldita tiñó de sangre su destino...
Sólo
fantasmas levitan en los desiertos senderos,
cemento
gris, sangre y llanto de madres que buscan huesos,
tiña
que el hombre empeñado en sus fantasías
siembra,
como si el dolor floreciera…
Burlones
de mi madre que ríen a carcajadas
con
sus estómagos a reventar de falsas delicias...
Deletreo
tu nombre de nuevo y te busco,
pretendes
aparecer donde no te aman,
eres
un lirio en la herida de una roca,
un
ramo de violetas en un rincón olvidado,
y
tus gotas de rocío se empeñan en los colores de la vida
que
el hombre mata con su poder malsano,
y
su reinado de un día.
Debo
volar pero no se hacia dónde...
Debo
correr pero no encuentro la tibieza
de
ese alguien por ahí que me inspire...
Tengo
hambre insaciable de amor
y decido
volar para ser sobre la montaña
para
descubrirte de nuevo
entre
los azules que bordean un lago pintado
en
medio de las sombras...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 6/13
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