BROTE DE CEREZOS
Mira madre mía
detalla los brotes de cerezos
mientras la lluvia baña nuestro traje de invierno
incesante besa las palmeras y danza de nuevo por la vida.
Arròpame niña linda que tengo mucho frìo...
arde mi piel con cada gota de rocìo,el dolor de a poco me consume
por aquì la nieve pareciera cerrar mis ojos
y el cantar de la brisa sobre mi hogar
llena càntaros que huyen aprisa
se alejan con silenciosos y negros nubarrones que me robaron tu amor.
Me desnudo ante tì... deshojo de a poco mi corazòn
un rìo de sangre corre cada segundo,
los danzantes de la muerte se agitan y rìen a mi espalda
me arrucho conmigo como un bebè que ha sido abandonado
y te busco en las sombras que huelen a tu piel
con un escapulario que aùn tiene la tibieza de tus manos.
Tanto amaste madre mìa... mi reina consentida
no pude calmar tu dolor y me quebraba...
es duro aceptar que una daga te clavaron
que el mundo es injusto y hasta vivir duele tanto
pero me empeño en existir cada segundo
en buscar un verso aùn en la golondrina que marcha
o en una simple flor de loto que esconde mis làgrimas.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 5/12
Mira madre mía
detalla los brotes de cerezos
mientras la lluvia baña nuestro traje de invierno
incesante besa las palmeras y danza de nuevo por la vida.
Arròpame niña linda que tengo mucho frìo...
arde mi piel con cada gota de rocìo,el dolor de a poco me consume
por aquì la nieve pareciera cerrar mis ojos
y el cantar de la brisa sobre mi hogar
llena càntaros que huyen aprisa
se alejan con silenciosos y negros nubarrones que me robaron tu amor.
Me desnudo ante tì... deshojo de a poco mi corazòn
un rìo de sangre corre cada segundo,
los danzantes de la muerte se agitan y rìen a mi espalda
me arrucho conmigo como un bebè que ha sido abandonado
y te busco en las sombras que huelen a tu piel
con un escapulario que aùn tiene la tibieza de tus manos.
Tanto amaste madre mìa... mi reina consentida
no pude calmar tu dolor y me quebraba...
es duro aceptar que una daga te clavaron
que el mundo es injusto y hasta vivir duele tanto
pero me empeño en existir cada segundo
en buscar un verso aùn en la golondrina que marcha
o en una simple flor de loto que esconde mis làgrimas.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, octubre 5/12
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