FLOR DE
PASIONARIA (31)
Me gustaría
conocer qué sabor tiene tu carne, soy una hambrienta de tesoros, de tus negros
ojos, son mi ónix para ésta noche, ansiosa, con hambre, con sed de tu boca, ¡y
eso que dicen que otra loca tiene mis ansias!, pero no las dice, se soba,
acaricia esa cabellera que de tanto arder parece un pastizal reseco, en donde
no cantan ni siquiera las cigarras, pero me gustaría robar una sonrisa a tu
boca, sería un premio a tanta basura que hablamos, y así entonces ya habría
saciado éstas ganas que tengo de saberte mío, aunque sea en un verso, en un
poema, consagrados siendo amantes, esposos sin cadenas que castigan, abrazados
a una letra, juntos para formar algo, un algo que blanquee la mirada, y nos
permita tocar el cielo, descubrirnos al menos en un sueño, y enredarnos en esa
malla con tantas plumas que hasta nos volamos en ellas...
Abrirme en
dos, mostrar ese sabor agridulce que tendré luego, si al caer de mi traje
blanco, mi belleza no sea sino una cáscara guardando vino, tan exquisito como
tu lengua húmeda en mi boca, y endulzar con miel el ácido de la vida, llenarnos
de esa pasión con que se enredan sus anillos, y continuar brotándole al mundo
flores y flores, coronas para una princesa que se fue lejos de mi jardín, pero
que desde esa distancia que se acorta en mi pensamiento, ríe de nuestras locuras.
Me gustaría
ser un rico jugo en tu boca, soy fruto ahora, soy tuya, dorada, oro puro,
frío, frío, escarchando tu corazón en el
mío, mojando tus labios, aliviando ese calor intenso que a veces nos quema en
sueños y nos hace palidecer despiertos.
Me gustaría
que vieras la divinidad que atrae al colibrí, si en una tarde cualquiera, me
ves por ahí, abierta a tu amor, con testigo el sol y las brisas de un diciembre
11/15
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
diciembre 11/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario