Anderson y Caro
PALABRITAS
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1
Me debilito
de a poco, así están los peces en mi cacerola, así me ablando, así me dejo
tocar por ese calor extraño de un amor que es sólo fuego, callado fuego en el
interior, que torna en palidez mi carne, blanda, blanda, carne dulce, picante,
¡vainas de mi estufa!, y eso que no me he confesado todavía...
2
Recojo una
Dignidad que nada vale, ¿en donde habita esa vieja indecente?, Dignidad es una
puta que se arropa de liberada, y le abre las piernas al sol, para que dore
todas esas galletas que se vuelven moradas ante una carcajada, ¡pobre vieja!, y
todos creían que era poeta, es una Virginia que se para en las esquinas porque
con sus pobres nalgas es que llena la barriga de sus hijos, y eso que en
ninguna clínica fue operada, para que no pariera más de dos, eso es la pobre
vieja Dignidad, una entre miles que tiene un vejigón en la mirada, de tanta pus
que ha tenido que ver y recibir, de un mundo cada vez más cruel, más indolente
y más infiel.
3
A mí también
me gustaría, estoy harta de esa mentira que nos jubila como creyentes, cuando a
Dios lo matamos para devorarlo, hacemos mástiles con la vida de un árbol y
pregonamos que somos quienes vamos a cambiar éste mundo, ¡mentira!, esto
continuará así, por muchos siglos y seremos peores con el paso del tiempo, porque
caminaremos como máquinas sin alma por ahí.
Por más
navidades y bolitas de colores, por más escritos donde nos seguimos mintiendo,
el hombre, tú, yo, nosotros, siempre seguiremos hambrientos, siempre
señalaremos a otros y pregonaremos que somos mejores, ¡bah!, y yo con tanta
rasquiña, parece que hasta la sarna se me pegó de tanto arder en éste infierno
de mentiras, ¡falsos!, eso somos, sin más castigo que nuestra lengua espada, y
nadie se lo tome personal, es que hoy amanecí muy sola, pero me siento bien,
porque al fin y al cabo, soy la única que me comprende...
De mi libro:
¡Soy mejor que tú!
4
Me siento en
un lugar así, soy un águila, el resto sólo son hojas secas, flores, ríos y
cascadas...
5
Este por
todos nosotros que vivimos siempre hambrientos de amor, pero el amor rebota
ante nuestros ojos y no lo vemos, resplandece en otros, y creemos ser luz,
aroma en el bosque, imaginamos que somos quienes perfumamos.
El amor es
dulce y humilde como una flor y grandioso cual ruiseñor cantando en un gajo
seco.
6
Si hay un
mañana, esa promesa será contada hoy. Un mañana será hoy, un hoy siempre será
un mañana, aunque no estemos para contarlo.
7
Amigos, así
de verdad, que hayan pasado por mi vida y se hayan quedado: ¡sólo tú mamá!,
unos van y otros vienen, pero tú siempre estás, y más ahora que te has ido,
¿para dónde?, hay un lugar llamado olvido, a donde penetran pequeñas gotas de
rocío y abren sendas heridas en las rocas, es ahí en ese lugar a donde siempre
están las joyas más brillantes y los versos más infinitos.
De aquí
hasta donde estés, de este lugar hasta tu mirada, de aquí hasta tu sombra, en
donde nos hallamos en el segundo de la poesía, y en el instante de la musa.
8
Imagina como
John y todo será sonrisas, pero ese día no estaré por aquí para verles, será un
irme despacio, entre las olas, en medio de ese suspirar fuerte, que me da
aliento para mover mis alas a otro despertar...
9
Imagina todo
lo que él soñó, también ahora lo sueño y lo sueñas tú.
10
Hay un ruido
en medio del silencio que se llama poesía, más ella se ha quedado dormida en el
corazón de una rosa.
11
Si puedo ver
cada maravilla y contemplarte un poco más, ¿qué importa si el sol se muda?,
¿qué interesa, si cambia de lugar?
12
Un hermoso
día, no importa lo que suceda, no se mudará el sol ni las palomas de mi
alero...
13
Si al pobre
le faltara el arroz, al rico le seguiría faltando amor, pero si al rico le
sobrara amor, el arroz seguiría siendo bendito entre todos.
14
Nadie
escuchará ésta melodía, me gustaría que todas las jaulas se abrieran hoy, que pudiéramos
cantar ese himno a la libertad.
Siempre dije,
que por mantener cautivas muchas aves, me hice prisionera con ellas. Pertenecen
al bosque, al cielo, a mi ventana abierta...
Cierto día
dije: ¡no más!, muchas no comprendían qué era ser libre y regresaron, al final,
una pequeña ave gris se quedó conmigo, y un día cualquiera no sé qué pasó con
ella, fue libre y me quedé con sus cadenas.
15
Me siento
tan hermosamente sola, que me di cuenta que soy a la única que realmente debo
amar, soy mi mejor compañía, jamás podría hacerme daño.
16
Abrir sus
jaulas para que las aves se besen con el sol, es el gran anhelo de mi propia
libertad.
17
Aunque
parezca que todos los hilos se sueltan, no tengo miedo, porque una mano fuerte
sostiene mi barca y una gran ola me acerca a tu orilla.
18
Pienso que
debemos desaparecer, extinguirnos, para que la naturaleza sobreviva, ¡no es
justo!, otra especie desaparece y continuamos aquí.
19
Me puedes
dar mucho, éstos segundos son un tesoro, tus poemas valen más que joyas, y tus
ojos negros son el aderezo para mi felicidad.
¿Qué más me
puedes dar?
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
diciembre 12/15
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