miércoles, 23 de septiembre de 2015

POR MIS TETAS [17]

POR MIS TETAS [17]

A pesar de todo, ¡mi día es bendito!, con mi cáncer comprendí que no vale la pena guardar odios, pero ahí están, poco a poco se deslíen como el hielo ante el calor de una mano.

¡Qué buenos amigos he tenido!, ¡me lamento a veces!, ¿quién no?, soy un pequeño ser humano, una pálida persona a ratos, pero demasiado sensible para estar en este mundo tantas veces cruel, que no sabe domar su lengua, para que hable lo bello de su espíritu.

Cuando caminé por ahí y sentí que muchos niños se iban, que una joven mujer esposa de un ingeniero amigo duró tan solo 3 meses con lo mismo que yo tenía, me di cuenta que no importaba una teta, ni siquiera un pedazo menos, bastaba con saber que tenía un segundo más de vida, y que esos segundos se han multiplicado por mil, que sentí la necesidad de sentarme un rato, así me decía mi madre: “deje esa inquietud y haga lo que más ama, escriba su poesía y olvídese del mundo que la censura y castiga”, y en verdad, soy una oveja obediente, por mi vicio dejé de pasear con ella algunos días, pero por mi vicio, ella vino a casa y nos conmovimos en un abrazo, ante un poema suyo y mío.

Basta con saber que existo, que Dios me ha regalado otra oportunidad, y que no importa cuán crueles hayan sido quienes me debieron amar, lo grande es que un resplandor venido de afuera, llena mi pared cada día de pequeñas frases, ¿por qué a mí?, ¡tan oveja gris!, pero Él me sonríe y levanta, ahora mismo casi que me besa, su mano derecha acaricia mi espalda, y un frío de amor recorre mi espina dorsal.

Por mis hermosas tetas, mis pequeñas que ayer fueron grandes, por sus heridas y las de otras mujeres que no tuvieron mi suerte, doy gracias al Creador, porque supo perdonar la depresión en la que estaba sumida, me sentía como un escarabajo en un frasco, no sabía qué me sucedía, pero su amor tan infinito, me permitió salir de ahí, y demostrar que a pesar de tanto desprecio recibido, Él me tocaba, y caminaba conmigo en esos días en que me veía sin cabello, calva  como el mar, con un gorrito de colores que jamás usé, porque providencia estaba en mi camino, y mi droga confundida se perdió, no era para mí, debí tomar pastillas, esa droga tardó mucho, y ésta demora estoy segura, me tiene aquí, viéndome al espejo, queriendo mostrar al mundo que a pesar de todo, valgo mucho más que un par de tetas, aunque con gusto las mostraría, porque me parecen hasta hermosas sus heridas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 23/15



No hay comentarios:

Publicar un comentario