sábado, 7 de septiembre de 2013

QUE NO SEA YO [118]


QUE NO SEA YO [118]

Mi señor lucero del día,
que no sea yo quien te niegue
si al abrir los ojos tu milagro
y un pequeño canario cantor te admire
trinando prisionero en su pequeña jaula.

Que no sea yo
quien atente contra tu regalo vida,
llene mi cabeza de humos venenosos
y pueda incitar a otros al malvado vicio,
que nos vuelve tontos niños arrogantes.

Aquí estoy,
la bendición de un nuevo día,
los mismos sonidos de ayer,
mi niño dorado
siendo una pequeña espiga entre su cárcel,
trinando un naciente brillo en el cielo.

¿Y me atrevo a decir que no existes?
Un suspiro me hace gritar al nacer
y un hálito se lleva mi vida en un instante.

¿Qué soy acaso mi Señor de señores
que puedo hablar con tal soberbia?
¿No pones cada traba en el camino
un propósito cada segundo,
para que te busquemos?

¿Somos más que un lirio en el bosque?
¿Creemos que nuestra vida
es más que la de otros?

Tan descalzos y desnudos marcharemos,
frágiles y perfumados  al descubrir la primera luz
ante oscuridad tibia, en un vientre seguro,
y ese llanto nos advierte de un extraño sentimiento
es amor tu palabra,
soñar es nacer,
y  soñar es vivir...

No existe el tiempo y preguntamos: ¿qué día acaso es hoy?
Se repiten las historias y me pierdo en ellas
y en ésta locura de colores al despuntar el día
mi amor abrigo del norte, te vuelvo a ver.

Entre todos los sueños, el ahora vale,
el ayer es una sombra que nos sigue,
saber que estás conmigo al suspirar
y comprender que estoy contigo al morir.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 7/13

No hay comentarios:

Publicar un comentario