CORRUPTOS
[76]
Los he visto pastar,
parecen
corderos pero tienen filo sus dientes.
Lamer la sangre del herido a la vez con los buitres.
Se
pasean con sus ponchos dicen ser paisanos,
se adornan con joyas y mujeres de paso,
para
que se asusten los débiles
de quienes se alimentan y nutren.
No caminan, parecen volar…
Sus pies se adornan de charoles finos
pero bajo ellos, sarna y hongos…
Los veo, no bajan el rostro.
Su
mirada es arrogante, y altanera.
Creen que se salvarán del nicho de madera,
de la parcela 2x3 que a todos espera.
Sus bocas vomitan palabras hirientes,
asustan
con armas y navajas.
Viajan en sus lujosos vehículos,
otros
a pie y descalzos.
Caminan sus veredas y se las adueñan,
visitan sus campos con los ojos brillantes
y llevan palas a escondidas
para
hurtar sus entrañas.
¡Son la devastación!
Crean
leyes donde se favorecen ellos,
llenan las ciudades de vanidades
que
pocos pueden comprar.
Los entretienen con baratijas de barro
en tanto ellos navegan desnudos, dorando su piel,
hartándose de vinos y maldades.
Cada día se une alguien a su manada…
Es devastador verlos,
parecen
huracán que arrasa con todo.
Lava hirviente recorre pueblos y ciudades,
se llevan hasta los muertos y comercian con ellos,
son buitres, venden sus ojos y sus extremidades…
Roban las herramientas a los dueños de la parcela,
se acomodan en sus propias hamacas,
utilizan
a sus mujeres y abusan de los ancianos.
A patadas igual que a perros sarnosos y hambrientos,
son lanzados a las calles, de sus propias casas ,
pagadas
una, dos, tres veces,
y continúan con mirada de águila
viendo
por más.
¡Pobre de mí!, ¡pobre de todos!…
Una inmensa cobija nos arropará,
viene de rojo encendido,
se
adorna de colores como el iris,
pero al tocar nuestra piel,
nos
derrite, nos aplaca,
y nos convierte en roca esponjosa
al
abrazarse con el mar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13
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