martes, 8 de enero de 2013

EL MIRLO NEGRO [78]


Mirlo negro. Fotografìa: Liz Nayibe Àlvarez Rueda. Colombia/13

EL MIRLO NEGRO [78]

Una voz escucho,

cierta fragancia me llama.

Se desviste un lirio entre las ramas,
los ojos de las cascadas invitan
no sé hacia donde volar,

hacia donde correr,
pues todo es magnífico,

mi alar, mi jardín
tu divino amor…

Quiero que Él escuche mi voz de alegría,
trino desde el amanecer complacida en su obra.


Me ha donado alas negras,
un dorado pico,
mis patitas son de oro,
un sinfín de melodías

para entregar a otros.

Habitas el blanco aposento de los lirios, 
en el colgajo de rojas campanolas

que del cielo bajan.

En las hojas doradas
que se multiplican como abono,
¡Oh mi amado!…

mi divino, mi vida en todo…

La pereza no es un motivo,

mis ojos abiertos hacia tu olivo.
Reverdece un segundo y al instante cae,
resucita una rosa nueva

en un cultivo de girasoles
donde el aceite es el motivo

para tu lámpara fina.

Quisiera una palabra para mi ángel dorado 
donde cupiera el universo de mi amor,
pero extiendes tu ropaje claro
en las aguas tibias del manantial.


Enmudezco…
Tiemblan dos luceros en mis cristales abiertos
para caer sobre la roca

escondida en el fondo del mar.

De nuevo,

al avanzar hacia ningún puerto,
cierro los ojos para escuchar entre los trinos ajenos
una dulce voz sobre la llanura,

tan clara y fuerte
anunciando con premura

que llegó la hora de buscar un nido.

Extiendo mis  alas una vez más

al escuchar su respuesta
bordada entre una pequeña rama de ocres,

que adornaré de notas blancas
que brotan de mi corazón inflamado,

y empiezo a volar…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/13



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