viernes, 17 de mayo de 2013

EL CIRUELO (71)

EL CIRUELO (71)



Se vistió de perlas un árbol
de naranjas y rojos ciruelos.

Se llenó mi boca de agua,
el corazón recordó de antaño,
pequeños niños ladronzuelos.

El árbol rotó por el piso,
lágrimas a la vez rodaron...

Una daga hirió a los pillos
que de lo alto los frutos tomaban.

¡Qué mala es la envidia!
Ya no existen ni las ancianas, ni el ciruelo.

La casita vieja de mis padres persiste
cerca de una loma, 
tallada en el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
17 5 13

TODO PASA (72)

TODO PASA (72)

Pasa el calor, las sombras, el tiempo.
Un vaso de vino en mis manos,
El vértigo de sentirme enamorada
La tristeza de no saberme amada.

Pasan las garzas blancas, retornan las grises.
Golondrinas en vuelo en alegres bandadas
Unas van felices, luego tristes regresan;
Han dejado un poco de su vida en el pasado
Y buscan del hoy sonoras brisas.

Pasa que el amor es ciego
Nos entorpecen las melodías del viento
A veces salobres, pasajeros,
Como el sonido de las palmeras
Heridas ante su temprano azote.

En medio de todo, un reloj de arena me guía.
Abro mis ojos, diviso el sendero.
Los pocos abrojos me han dejado heridas,
Y en lo que falta encuentro consuelo.

Ya todos duermen, descansan…
Pasará  esta noche… ¿llegará mañana?
Espero me encuentren los rayos del día.

¡Despierta!… ¡despierta!…/¡alguien me llama!
Dormir no me agrada, pues  muero de a poco.
Quiero vivir con un tapiz en blanco
Para llenarlo con mis sueños locos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/13


EL JAGÛEY (73)

EL JAGÜEY (73)

Al iniciar el pequeño bosque
Un duro verano azota la pradera.
¡Qué reseca se veía la  parcela!
Ocres y amarillos y los robles
Siempre en primavera.

De sus violetas flores
Un lecho bajo su otrora sombra.
Los mirlos de pico dorado cantaban,
Una paloma, un toche, un canario,
Una blanca garza congelada.

Y es que sentarme a observarlo todo
En el mutismo de mis blandas horas,
El verdor me llama, el corazón se inflama,
Las mariposas rondando son pequeñas hadas
Robando de las flores acíbar de amor.

Entre los espinos, casi bordeando un pequeño establo
Las pocas vacas hambrientas
Horadaban en el rastrojo, un poco de aliento.

A lo lejos, el borriquito correteando a una ternera
Jugando a ser niños por siempre,
Y yo ahí, maravillada de sus dulzuras
Enamorada de sus ojos brillantes y bellos.

Bajo las ramas de una enorme bonga
Que por éstos tiempos se tornan desnudas,
Pequeños copos de nieve son flores,
Desgajadas semillas, pequeñas lunas de madera.

Y allí, buscando un tanto de alivio a las penas
Tan lleno de dulzores entre verdes algas,
Un pequeño lago, labrado por manos de hombres
Recogió del viejo aguacero sus aguas.

Un remanso en medio de todo…
Oasis para las pequeñas avecillas negras,
Ahí esconden graciosos pichones, entre hojas
De azules colores y verdosos matices tornasolados.

Uno que otro salto se escucha,
Es el amor entre ranas y sapos.
Es que disfrutar  los sonidos del monte
Nos hace olvidar dolores pasados.

Enmudecida ante tal belleza
Mis amados lotos de flores tan bellas,
Me regalan un recuerdo de manos abiertas
Y aquí no pude soportar mi tristeza,
Cuando a mi madre entregaba sus perlas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/13.


CACTUS (74)

CACTUS (74)

Soy un cactus
Aferrado al desierto estéril,

Buscando entre las huellas de la lluvia
Ese soplo de ánimo 
Para guardar en mi espinoso traje
El néctar que me vuelve fuerte.

Sol de arrogantes rayos
Que en vez de quemar resucitas.
Luz de las mañanas solitarias,
Vencida a la fuerza de los arenales
Que como violentas dagas me fustigan.

Más no importa, 
Todo lo resiste el fuego interno,
Todo es fiel a los designios mágicos
Que ante los tormentos de las flechas
Me hacen florecer a pesar de todo.
Nada quema, nada ampolla mi piel,
Nada me vence, ni me agobia.

Cualquier tarde las heridas dejarán de llorar.
Serán bella flor y fruto a la vez
Donde carnosos labios tomarán la miel interior
Y un leve aguacero de lágrimas me dejará crecer.

Al anochecer, las dunas se refrescarán
Y no tendré sed de amor.

El fuego del sol me motiva,
Llorarán conmigo los colores de la vida
Que fueron espinas ensangrentadas,
Hoy, semilla que vuelve a florecer
Y no seré otra vez, espina, ni dolor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/13

EL AMOR (75)

EL AMOR (75)

¿Sin amor, qué sentido tendría vivir?
No importa que no me ames, 
pero me permito amar sin medida,
soy una cascada que desborda sin herir,
un manso arroyo continuo.

¿Qué somos sin amor?
Un cántaro vacío y sin fondo, 
más el amor pone en mis labios una sonrisa
el corazón se alegra, el cuerpo invita...

Aún los seres más pequeños aman
porque el amor es majestad que inflama
que hace engrandecer el alma,
que nos vuelve arrogantes ante una dama
y ante un hombre de verdad nos amaña.

¿Quién puede vivir sin amor?
¡Nadie!... ni las estrellas que iluminan sin pedido,
ni el sol que abriga desde el amanecer
y en la tarde es tibio cual abrazo de madre, 
que me deja dormir sueños de luna
para desnudarme y desaparecer.

Y al despertar... ¡qué divino es todo!
Si no es amor vivir, prefiero morir.

Aún la tristeza es amor
que nos invita a ver a otros
y comprender que la llama viva
es como un cerillo en los ojos
y un beso en los labios.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 16/13

LLEGA LA NOCHE (76)

LLEGA LA NOCHE (76)

Me espera una noche de luna
desnuda como siempre,

sin más sueño que vivir,
sin más esperanza que estar.

Toma el silencio mis ojos,
exánime un rato, esperando despertar.

Me entretiene el sonido de la brisa,
mi árbol: ¡qué verde está!...

Me arropo con la luz del cielo
y espero me puedas hallar
viendo hacia la nada,
despojada de tanta vanidad.

Sabrás que siempre estuve,
comprenderás que nada fue.

El destino se empeñó conmigo;
en otro tiempo, ¡tal vez!...

Raquel Rueda Bohórquez
17 5 13


ESPERAR (77)

ESPERAR (77)

De blanco me quedé esperando
azahares bajo la lluvia.

Un traje de seda el viento toma,

amor... ya no hay prisas.

Me quedé aguardando una salida de sol,
ver una iglesia sobre la roca.
Tantos sueños que marcharon
pero ahora, vuelo sobre las olas.

Aquí estoy... todo es blanco,
hasta el sol tiene nívea mirada;
no hieren las palabras, todo sana,
las estrellas danzan a la par
parecen luciérnagas en calor.

Estoy aquí entre sedas claras.
Me arropo de nubes frías
pero mi piel no siente nada.

Llego hasta tu hogar:
¿No percibes acaso un frío en tu espalda?
Un suave olor a rosas te visita.

Voy de aquí para allá,
Donde el pensamiento me llame estoy.

Un rosario con perlas de sal construyo,
si decido ser una sirena en el mar.

Me amañan tus ojos verdes
tan claros como los míos.

¡No llores mi corazón!:
¡Toma mis manos y abrígate!

Raquel Rueda Bohórquez
17 5 13

EL MAR (78)

EL MAR (78)

Amantes gaviotas en vuelo
sobre las olas encrespadas van y vienen 
pero  tú no me dices nada
por lo bonito que se entretienen. 

Extiendo al horizonte la mirada
para decir te quiero,
antes que las marejadas lleguen
y conozcan mi desconsuelo. 

Se empeña el mar sobre las rocas,
pero vencida estoy ante tu silencio,
ansias de niñas locas
parecen del verano el solsticio
y de la lluvia el invierno. 

Busco una rima entre las olas
en sus danzantes primaveras muertas,
en sus almas que viajan solas
sobre planicies desiertas. 

Arrogante amor es el mar,
embriagador amante: te quiero,
así la arcilla al alfarero
y los gorriones a mi alar. 

Te dejo una pequeña tonada
desde mi corazón herido.
Espero no reclames nada
cuando duerma en tu nido. 

Seré dulce caracola
sólo pareceré dormida.

Deja que me arrope una ola
para sanar profunda herida. 

Raquel Rueda Bohórquez 
17 5 13 






LAS TETAS (79)

LAS TETAS (79)

Las tetas de mi madre
tan divinas, ¡tan blancas!,
se arrugaron de tanto amar

de tanto llenar panzas.

Dulce miel que bajó del cielo
lo he dicho miles de veces;
adornadas con flores negras
se volvieron blancas joyas
al cerrar los ojos
y llenarlas de besos.

Mujeres tetas, leche...
Mujer amor, vida,hijos.
Atetar es lo más humano,
lo más dulce, lo más solícito que existe.

El rico vino que llena sus barrigas
de contento apacienta el alma
al ver sus pequeñas manitos
arrugando, templando, sobando...

¡Qué divinas tetas nos regalaron!
Tal vez mutiladas muchas
hoy no se vean tan bellas,
pero el recuerdo de esos labios
valieron la pena al tenerlas...

¡¡Vivan las tetas!!
Vivan las mujeres que las aprecian
y que regalan ese don a sus niños
para que se nutran y crezcan fuertes,
como el real destino que merecen.

Raquel Rueda Bohórquez
17 5 13 


BUSCÁNDOTE (80)

BUSCÁNDOTE (80)

A la par de tu fuerza,
sin el acoso del mal tiempo;

te sigo, persigo tu sombra,

mi amor, y espero me alcances.



Soy una indomable fiera,

sólo polvareda dejan mis pasos.

Sin advertir depredador continúo.
Soy la brisa de diciembre
y el sol antes del ocaso.

Persigo el amor sin miedos,
me pinto de negros y blancos;
navego en turbias aguas
y abro mis alas al viento. 

¡Alcánzame cielo!...
En las aguas de un lago, espero,
copies de azules mis mañanas,
y mis tardes de negro velo.

Raquel Rueda Bohórquez
17 5 13