CACTUS (74)
Soy un cactus
Aferrado al desierto estéril,
Buscando entre las huellas de la lluvia
Ese soplo de ánimo
Para guardar en mi espinoso traje
El néctar que me vuelve fuerte.
Sol de arrogantes rayos
Que en vez de quemar resucitas.
Luz de las mañanas solitarias,
Vencida a la fuerza de los arenales
Que como violentas dagas me fustigan.
Más no importa,
Todo lo resiste el fuego interno,
Todo es fiel a los designios mágicos
Que ante los tormentos de las flechas
Me hacen florecer a pesar de todo.
Nada quema, nada ampolla mi piel,
Nada me vence, ni me agobia.
Cualquier tarde las heridas dejarán de llorar.
Serán bella flor y fruto a la vez
Donde carnosos labios tomarán la miel interior
Y un leve aguacero de lágrimas me dejará crecer.
Al anochecer, las dunas se refrescarán
Y no tendré sed de amor.
El fuego del sol me motiva,
Llorarán conmigo los colores de la vida
Que fueron espinas ensangrentadas,
Hoy, semilla que vuelve a florecer
Y no seré otra vez, espina, ni dolor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/13
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