viernes, 17 de mayo de 2013

EL JAGÛEY (73)

EL JAGÜEY (73)

Al iniciar el pequeño bosque
Un duro verano azota la pradera.
¡Qué reseca se veía la  parcela!
Ocres y amarillos y los robles
Siempre en primavera.

De sus violetas flores
Un lecho bajo su otrora sombra.
Los mirlos de pico dorado cantaban,
Una paloma, un toche, un canario,
Una blanca garza congelada.

Y es que sentarme a observarlo todo
En el mutismo de mis blandas horas,
El verdor me llama, el corazón se inflama,
Las mariposas rondando son pequeñas hadas
Robando de las flores acíbar de amor.

Entre los espinos, casi bordeando un pequeño establo
Las pocas vacas hambrientas
Horadaban en el rastrojo, un poco de aliento.

A lo lejos, el borriquito correteando a una ternera
Jugando a ser niños por siempre,
Y yo ahí, maravillada de sus dulzuras
Enamorada de sus ojos brillantes y bellos.

Bajo las ramas de una enorme bonga
Que por éstos tiempos se tornan desnudas,
Pequeños copos de nieve son flores,
Desgajadas semillas, pequeñas lunas de madera.

Y allí, buscando un tanto de alivio a las penas
Tan lleno de dulzores entre verdes algas,
Un pequeño lago, labrado por manos de hombres
Recogió del viejo aguacero sus aguas.

Un remanso en medio de todo…
Oasis para las pequeñas avecillas negras,
Ahí esconden graciosos pichones, entre hojas
De azules colores y verdosos matices tornasolados.

Uno que otro salto se escucha,
Es el amor entre ranas y sapos.
Es que disfrutar  los sonidos del monte
Nos hace olvidar dolores pasados.

Enmudecida ante tal belleza
Mis amados lotos de flores tan bellas,
Me regalan un recuerdo de manos abiertas
Y aquí no pude soportar mi tristeza,
Cuando a mi madre entregaba sus perlas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 17/13.


No hay comentarios:

Publicar un comentario