A UN ÁGUILA
(66)
Y arriba del
pinar,
En el
instante de una brisa fuerte
Le hallé...
Eran sus
alas una cobija;
Su pico
abierto con donaire,
Entregando versos
a sus hijos.
Entonces,
sorprendida un tanto
Le hallé de
nuevo, en la misma pose,
Viendo hacia
el mar...
¿Qué hará?...
¿Qué tanto
hace un águila?
¿Qué la
puede entretener
En ésta
inmensidad tan azul?
Y otra vez
le vi
En picada
sobre la vida
Con sus
espadas manos;
Y voló de
nuevo,
¡Una y otra
vez!...
En esa tarde
me entretuve mucho.
Una vez fue
un pez, luego un chorlito
Que parecía
tan feliz
Correteando
por ahí.
Más al adivinar de su razón;
Al palpito del sino de su vida;
De nuevo se
apretó mi corazón
Y conmigo el de él.
Luego la vi otra
vez,
Orando poemas
a esos picos abiertos;
A esas
primaveras que tanto le amaban
Y ahí de
nuevo, sin mirar atrás;
¡Extendió sus
alas,
Y el sol se
entretuvo también,
En su
majestuoso andar!
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
diciembre 3/15
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