jueves, 3 de diciembre de 2015

NO DIGAS (63)

NO DIGAS (63)

No digas que no hubo amor, ni que jamás nos gritamos en un poema este sentimiento. No digas que no fabricaste para mí un castillo, y que soñé en él como oruga en su ovillo y mariposa en su flor.

Que nos repetíamos verso tras verso, siendo grito de águilas en medio de grandes montañas, separados por kilómetros, pero cercanos, tan pegados el uno del otro, que parecíamos grano de café en su pergamino.

No me digas mi amor, ¡que jamás te dije que te amaba!, que divulgué casi que gritando, que eras los ojos negros buscados, y el poeta que llenaba mis hojas en blanco, siendo más mi amante que mi musa.

¿Qué fui para ti? ¿Cómo voy a saber que me respondías, si jamás deletreaste mi nombre?  Por eso me alejé triste y dolida, con éste sentimiento loco, sin más valentía que sentir que no eran para mí tus versos ni tus elegías.

¡No me digas que no sabías que eran para ti mis aromas!, que en ésta ausencia de besos, reservaba mis calores para tus veranos, y mis fríos para tus inviernos.

Que anhelé tu piel como mi cobija, y tu boca como mi fuente.

Pero todo ha pasado, ¿qué será de mí si amanece?, ¿a quién dedicaré mis versos?, no será a las aves que cantan en mi árbol, o a las hojas secas que caen en mi puerta, si acaso, ellas serán tú y yo seré ellas, y nos dejaremos enredar de un huracán, de nuevo en círculo, sin mudarnos de  página; sin cambiarnos de estación, seremos primavera, con nuestros te quiero de pico en pico, y nuestros cantos, de rivera en rivera.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 3/15


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