HABÍA
UN ROSAL [27]
Tanto
he hablado de mi casa,
pero
olvidé contarles que había un rosal
las
flores hablaban con mi madre,
y
al toque de sus manos
perfumaban
más.
Había
un rincón donde plantó margaritas
de
dorado corazón,
glocinias,
begonias, gladiolos,
pero
lo más hermoso era su rosal
flores
negras, blancas, rojas, amarillas...
Y sobre
las tejas de ocre barro,
muchas
orquídeas
que
florecían sólo en mayo
para
María.
En
mi casa todo era simple,
los granos de maíz para moler,
el
olor a café, a chocolate,
a
tortas, hayacas, chicha...
Había
tanto por hacer,
que
siempre me escondía.
Había
un libro por leer,
un
árbol por consentir,
un
ave por divisar...
En
mi casa
también
rondaba un amor...
¿De
ese amor qué fue?
Sólo
un paso de nube de colores,
una
mañana sonriente,
y
una tarde llena de lágrimas.
Sí,
ahora recuerdo
que
en mi casa había un rosal...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 26/13
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