martes, 26 de noviembre de 2013

LA SILLA [30]


LA SILLA [30]

En otro tiempo fue un pino,
se combinó la madre tierra con su espalda
y sus brazos fueron el descanso de alguien
que agotado, se la peleó en un momento.

No pide que le den las gracias
ni que la llenen de honores;
su gracia fue servir siendo deseada
y morir de vieja extrañándola.

La silla permaneció en el mismo rincón,
era el antojado sitio de su dueña;
más no le importó dar reposo
a todo aquél cansado que la encontró,
en su nada envidiable camino.

No fue merecedora de caricias,
todos los olores se quedaron…
Los cansancios y sudores se pegaron
de sus incansables brazos,
de su espaldar
y su agotado asiento…

Más fue tan servicial, tan buscada...
Ni un céntimo recibió por su oficio,
nació para dar, más no para recibir.

Creo que de todos es la más feliz
pues al finalizar su trabajo en éste mundo,
será bendecida en una hoguera.
Será brizna de colores y flama viva,
aunque la creamos muerta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 24/11




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