EL
PARAÍSO TIERRA [35]
Decir
no a una honda, a derribar un árbol para sembrar una palmera, no, a ser
indolentes con la naturaleza, pues cada vez que llueve, entregamos nuestras
basuras a los arroyos, somos indisciplinados, nos falta amor y esa falta la
estamos pagando todos.
Decir no, a herir a un ángel que desea cruzar un
camino de cemento, eran sus tierras, fueron sus montañas que ahora ocupamos con
nuestras casas...
Respetemos
la vida, ¿muere diferente una hormiga a un ser humano?... ¿Acaso lo
ignoramos?...
Somos
tan iguales a una hoja que cae de un árbol que parece inmortal, pues se multiplican sus hojas, y sus
semillas germinan igual que las nuestras, ellas en el vientre de nuestra madre
tierra, las nuestras, con los pies sobre ella y dentro de nuestro propio fruto,
ya que somos iguales a los demás seres, flor, fruto, semilla…
Temo
que si continuamos ésta loca carrera de ambición, nunca veremos lo maravilloso
de la naturaleza, ¡detente!... estamos matando a nuestra tierra, y todo lo
maravilloso que ella contiene, es hora de empezar, ¡ahora!... porque mañana tal
vez no llegue, para muchos de nosotros.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 23/13
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