AL
SOL [37]
Hay
un sol en cada músico,
un
sonido grabado
en
la conciencia de un órgano
y ante
la magia de sus dedos
la
vida de una melodía nace y muere.
A
ti sol que me haces soñar…
Cuántas
veces vienes para arder montañas.
si
apareces sobre mi ventana
se
esfuma la oscuridad, y regresa el ruido,
los
cantores se agitan entre las ramas.
Bendito
astro,
te
escondes en un pentagrama.
A
partir de ti sin conocer más,
surge
la libertad.
Eres
la voz de un dios
en
esa pared en blanco y negro,
y
la danza empieza.
El
mundo sin música, ¿cómo sería?
¿La
noche sin el canto del búho?
¿Sin
el brillo de la luciérnaga
pareciendo
una pequeña estrella
cómo
lo veríamos?
Pero
el músico enciende todo, alegra todo,
hasta
la muerte parece tener vida
si
un violín abre sus alas
y
vuela con lágrimas vivas,
llenando
de dulzura el dolor.
¡A
ti, sol!, figura Dios en tu centro
y
nada se quema ante tal resplandor.
todo
es como la brisa, es alegría o tristeza,
según
lo adivine el cantor.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 23/13
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