CUANDO
UNA FLOR [38]
No
descuides a tu flor del campo,
tiemblan
sus pechos todavía
con
olor a fresco talco.
Las
alegrías de la niña
se
han pintado de púrpura.
No
descuides a tu flor,
que
vendrá una hiena
disfrazada
de paloma.
Ya
en la tarde,
habrá
sido pisoteada.
¿Alguien
escuchó sus gritos?
Tantas
veces te llamé,
¿en
dónde estabas?
Ardía
mi piel, quería vomitar,
pero
al ver que no llegabas
no
pude ni siquiera llorar.
Ahora…
¿mi ahora contigo?
Quedé
pendiente de un abrazo,
ese
te quiero de tantos días
dormida
en tu regazo.
¡Cómo
tallan las espinas el recuerdo!
No
hay silencios ni gritos ahogados,
una
barca enorme me conduce
por
los más hermosos lagos…
No
descuides a tu flor del campo,
¡por
favor!… no la descuides…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 23/13
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