jueves, 4 de julio de 2013

LA DAMA [164]

LA DAMA [164]

La vio el mariscal y el coronel,
la saludó el comandante de pecho de palomo,
las señoras de copete y muchas alhajas de oro;
la vieja chismosa envenenadora de inocentes,
la otra que roba a los inquilinos,
en vez de buscarlos en sitios más indecentes.

La descubrió el señor de las guanábanas largas,
la engañaron los hijos con sus mentiras,
el viejo de las mil y una mañas con las mujeres.

Descubrió que las heridas duelen
y mucho más,
si las propinan quienes más amamos.

La dama de traje desteñido,
de lágrimas que pugnan por salir,
¡la victima!  /gritó alguien, después me envió a comer mierda,
pero ella estaba muy asoleada y se la guardé
para que calmara sus hambres viejas.

De a poco, en medio de letras voy dejando la vida.
A ratos no sé hacia donde correr
después de tanta inquina,
y creo que mi función dejó de ser.

Te busco de nuevo mi Navegante perdido...
Me ahondo en ese mar de locuras y fantasías,
me aqueja un dolor nuevo, de punzada en el pecho,
y de a poco le pido a Dios se acuerde de mí…

Pero nunca moriremos,
será un retornar a sitio más placentero
donde las heridas no duelan tanto,
los gritos no acobarden
ni me doblen como un niño,
dentro del vientre de la madre.

A ratos me descubro y no sé quién soy,
me duele mucho todo lo que pasa aquí, allá…
Me abaten los aires de rabias contenidas de mis hijos
y sus punzantes palabras de cada día.

Estoy segura  que hago bien la tarea
pero ellos equivocaron tal vez a la madre,
treparon por un cerro que no era el de ellos,
debieron nacer en otro vientre,
en otro corazón, más no en el mío.

Y a pesar de todo, en un rato los miraré…
Algo sucede que no me entero,
quieren volar y tienen cortas sus alas, pero los dejo,
les invito al juego de vivir
para que se estrellen un poco.

Que comprendan que la vida no es fácil,
todos tenemos que vivir lo que nos toque
para después aprender a valorar
a quienes entregaron su vida por nosotros.

La dama toma asiento de nuevo…
Una pálida hoja en blanco le invita,
se mira al espejo y arregla su sonrisa de payaso,
comienza de nuevo a sobrevivir
con los sueños que le quedan,
en un espejo de agua
escondido en su alma.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 4/13  



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