MARIPOSA
[141]
Tenía
preciosas alas,
traje
de primavera
bordado
en seda.
Ataviada
va y viene
como
si la brisa entonara un canto
y
entre los aires, sin vanidades,
abre
sus alas con sutil encanto
para
vivir feliz un solo instante,
como
una diosa engalanada.
Fabricó
una celda sobre una rama.
Vive
silencios como si orara,
y
cualquier día, tímida y callada,
extiende
su traje de niña
que
danza ante leves tonadas,
con
un aroma de madreselvas
entre
la bulla de las cascadas.
¡Tan
feliz desde siempre!…
Un
aroma extraño pronto le invita,
hace
el amor también aprisa
para
dejar pequeños luceros
que
serán mañana,
niñas
clonadas.
Y
al salir el sol madrugador
levanta
vuelo,
pero
en su intento ya no hay premura,
se
deja llevar de nuevo por el destino.
Tan
muda como llegó
cae
sobre una roca
sin
ver más la fronda
ni
las cañadas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 5/13
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