COLIBRÍ
[137]
De
un atardecer me hice dueño
volando
de flor en flor tan contento,
y
entre magistrales vientos
tu
aroma, mi amor, mi sueño.
Mi
cantar no es de jilguero
pero
a ellas les asombra,
se
enamoran como yo del sol
que
tornasola mi pequeña imagen,
llenando
mi vida de arreboles.
Admiro
la belleza de las flores
son
mi felicidad, mi fuerza…
Entre
su pecho me embeleso
para
quedarme con su dulzor
al
entregarles tan solo un beso.
Llevo
prisa, siempre será así...
Me
esperan pequeñas perlas,
Su
tibieza me sorprenderá con tonos dorados
al
encontrarlos con el pico abierto
y
el mío cerrado.
Es
mi fin el amor, para él vivo.
Soy
esmeralda regalada del cielo
sin
conocer de valores terrenales,
pero
sí de jardines celestiales
a
donde al fin retornaré en silencio.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 5/13
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