AL
CIELO [140]
En
cambio un poco asustada, vislumbro entre los azules que tanto amo, el arco de
una alianza entre nosotros y el cielo, y del cielo con nuestra alma.
¡Qué
poca soy ante tal inmensidad! ¡Qué pequeño lirio blanco en cualquier roca del
camino!
A
pesar de todo, un grano de arena, de a poco se convierte en roca, y sin él no
estaría completa la playa.
A
ese infinito se atienen mis ojos, me deslumbro ante la magia que tienen los
brillos de la noche, las sorpresas de admirar sus mínimos detalles y descubrir
una imagen cambiante, tan parecida a un ave, a una mariposa, a un niño que
duerme sobre blancas sábanas.
Me
levanto de mi silla para detallar un poco más, y espero dejar vacío el saco
sobre mi espalda.
¡Qué
livianos parecemos al cerrar los ojos!, comprendo que
somos aves de paso volando y sobreviviendo a pesar de las distancias.
Cumbre
de mágicos anhelos: mi sombra huye detrás de la tuya, amor mío, mi fantástico
sueño entre besos de lluvia fresca y pieles sedientas, que se conjugan en
besos, componiendo madrigales entre flores frescas de cualquier invierno.
Y
danzo, la música inicia entre joyas que despejan con el viento a tiro. Cantares
de aves prisioneras, pies descalzos, ojos angustiados.
Ahora
dejo volar mis sueños para desnudar el alma y saber que nada tengo, pero me
cobija el cielo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 5/13
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