miércoles, 15 de julio de 2015

ESPERA 2 [44]

Gian


ESPERA [44]

Espera tras la puerta imaginaria
ahí mis locas fantasías te corrompen a besos,
espera que no esté mi piel añeja de adorarte
ni de mirar la luna en el espejo.

¡Espera...! tengo la mirada limpia y transparente,
no tiene cabida el cofre de mi alma para otro
ni tienen mis labios besos más deseados,
ni mis pechos apetecen otras manos,
ni la selva silenciosa aguarda otra cascada.

¡Espera!... sentiré tu fragancia al llegar a mi lecho
púrpuras sábanas y sendas flores deshojadas,
riegos que se han convertido en enmudecidas perlas
aguardan en jarrón de cristal,
que no has tocado.

Espera que un cobertor cubra mi pecho,
que mi rostro esté como el mármol
y al saber de lo tanto que te he amado
regarás silencioso las violetas,
que aguardan impacientes sobre mi almohada.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 19/13

DOÑA ESCOPETA [45]


DOÑA ESCOPETA [45]

Doña Escopeta cargó bien la lengua, había mucha tela por cortar, y en mi cuadra es de temor salir a la vecindad, porque si compras toallas para secar el rostro,  es que no vas para odontología, sino para un asilo donde hay muchos árboles a la entrada, luces en el techo, televisión con cine rojo y muchos espejos dorados.

-¿Cómo sabe doña Escopeta esto?, ¡eso es que ya ha ido a esos lugares!, nadie la vio jamás entrar a uno de ellos, pero el repique de lenguas es un avispero por estos lares.

-Luego de eso,  dijo misia Aristocracia  que éste angelito había dañado también el matrimonio de Doña Escopeta, pero esa vieja parecía era un cañón, y con su lengua viperina mi honra destrozó.

-¡Para que vean como son los chismes comae!, pero no contaron que ella sí que era zorra vieja y con su hermano hacía fiestas, el pobre no sabía que entre lobos andamos, y las cagadas como gato, nos tapamos...

Ahora que abrí la puerta, vi el ojo de Misia Candelaria fisgoneando por ahí, ¿será que imagina que soy como ella?, recuerdo que un chisme de barrio llegó a mis oídos, Doña Inocencia amiga y comadre, le dijo al compadre Pietro de las Mercedes que la susodicha aquí presente, también le había dañado el hogar, pero si mal no recuerdo, ese hogar estaba más puteado que las gallinas de Serbio, que ya lleva 3 días perdido en parcela trabajando como buey, para traer huevos criollos y roncar hasta el amanecer.

-Mi hermano tenía una tienda comae, y ahí llegó el militar pero le echó el ojo a mi hermana Cuchía,  pero una vez vio a la susodicha organizando drogas en un almacén y adivinó que hasta buen trasero tenía, se hizo el enojado, ¡y hasta el sol de hoy vida mía!

-¿Comadre recuerda el sillón rojo que miaron los perros? ¡jajajaja! Comadre sí que recuerda detalles pequeños, por eso es que nos amamos... había una medio puerta al patio y el viejo con calzoncillos como un colador, se las picaba de conquistador, viendo cómo gruñían los perros..

Hay tantos recuerdos que en vez de llorar, llegan carcajadas, y en el camino se ve cómo se recibe la paga.

-¡Eso sí es cierto comadre!, ¿en ésta esquina no vivía una gordita que se fue  con un muchacho como 20 años menor que ella?

-No comadre, ¡ya calle no se desboque!, mejor hablemos de don Eufrosio que no aquieta la jeta y va de parranda en parranda contando lo que no debe, porque es que comadrita, a la familia, toca dejarla quieta y guardar muy bien su honra, ¿acaso a nosotros qué nos importa la vida ajena?

Si vuelve a mi casa a traer y llevar chismes, eso sí comadrita le agradezco que se regrese por donde vino, porque si entre todos nos damos leña,
¿cuándo brindaremos con buen vino?

Verdad, ¡salud comadre!,
¡hasta el próximo chisme!


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 15/15

HIPOCRASIA EN EL BANQUILLO [46]

¡Me quito el sombrero! 

HIPOCRASIA EN EL BANQUILLO [46]

Es verdad comadre, dijo la vieja Hipocrasia sosteniendo sus quijadas y hablando con gran soltura, que como el pato en la llanura, por su andar también se conocían sus cagadas.

-¡No mija!, ¡mejor persona en la  vida no pudo conseguir don Pancredo!, ¡es una mujer perfecta!, ¡ni mandándola a fabricar encontraría mejor en ningún otro  lugar!

¡Traiga gaseosa y pudin, mija!, para atender a tan prolija visita que tomó asiento y se quedó muchas estaciones en el mismo banquillo, arropándose con igual cobija.

Recogía y llevaba, llevaba y traía, era tal su oficio que su nombre al dedillo le quedaba.

¡Hipocrasia!, ¡Hipocrasia!

-¿¡Quién hifueputas gritaba!?

-¡Qué quiere huevón!, ¡dígales que ahora no me jodan, que estoy en reunión!, en esto era mediodía…

-¿Desea almorzar doña Hipocrasia?

-¡Me da mucha vergüenza compadre!, ¡pero creo que es muy tarde y con gratitud se lo acepto!

-¡Qué es esto por Dios!, ¡yo no quiero esa pechuga!, es carne fofa y no me llena, déjeme la rabadilla y de sobremesa me arrima la pierna con lo que le encima.

De ahí salió la historia cierta como que estoy aquí sentada, que la vieja amancebada jamás lo fue, y la condenada por dañar hogares, sólo fue un sonar de lengua infiel.

¡Ay compadre!, ¡pero es que ella me lo dijo!, así como se lo estoy contando, es una daña hogares, la ruina al suyo llevó, esto fue lo que contó y aquí lo estoy conversando.

El compadre Filemón, también se hizo el huevón y no puso freno al chisme, a pesar de la ocasión.
¡Con qué valor y fuerza denigramos de los demás!, ¡por Dios!, ¡si supieran lo que sé!, pero de mi boca no saldrá una letra para dañar, tal vez para sonreír y llevar en el recuerdo, que muchas veces espinamos a quien no lo merece, y a quienes causamos tremendos males ¡ni flores, cuando fenecen!.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 15/15

LA OVEJA Y EL MURCIÉLAGO (47)

Desde mi ventana

LA OVEJA Y EL MURCIÉLAGO [47]

En un pueblo donde el infierno cabe, había otra vez una niña que deseaba ser murciélago.
-¡Eres mala niña!, ¿cómo quieres ser ese animal tan feo?, le recriminaba su familia, ¡beeeee!
La niña lloraba y lloraba, y corría a esconderse debajo de la cama, hecha con pasto seco y palitos de arrayan,  y hablaba con el pequeño que arrastraba sus alas y se colgaba de su dedo, mitad perro, mitad zorrillo, águila puede ser, o pequeña mariposa negra.
-¡Quiero ser como tú, pero nadie quiere que lo sea!, dicen que eres muy feo, pero eres mi amigo, y además te quiero, así como eres, negro, ojos de tigre o de león, me gustas por fanfarrón.
En medio de la charla los dos rieron a su manera, el murciélago le dice: ¿Para qué deseas ser como yo?, ¿no es suficiente con que seas tú misma?, nunca podría ser como tú, aunque lo quisiera, pero soy feliz como soy, a pesar de  que no pueda verte cuando sale el sol.
¿Sabes que tienes unas pecas que lucen con tus ojos verdes?, y eres dócil, eres la más bonita oveja pastando en la pradera, fácil te engañaría cualquiera, pero siempre estaré a tu lado para protegerte de las malas brisas.
-¡Mentira!, algún día también te irás sin decir nada, extenderás tus alas  sin una despedida y me quedaré aquí pensando que nunca fuiste mi amigo.
-¿Cómo dices eso?, ¿en verdad me conoces?, te diré niña mía que nunca me iré de tu lado, pues seguiré siendo tu anhelo, pero en un día soleado, seguro nos encontraremos en este mismo rincón en el tiempo, para en las noches cazar luciérnagas, y continuar volando en el viento.
-Te quiero amigo,  -dijo la niña-
Y el murciélago se abrazó con sus alas y siguió durmiendo en el sueño de la ovejita.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 15/15

BOCADOS [48]



BOCADOS [48]

Recuerdo del ayer
esos bocados llenos de amor y bondad
que en el camino de regreso,
esperaban a papá.

¡Don Pedro!, ¡es para agradecer un favor!,
y el viejo con su cara de contento
doble paga siempre recibía,
¡sin merecer tanto!, nos decía.

Camino a casa, empedradas lomas,
senderos de herradura  parecían;
cuestas y curvas peligrosas,
pero él fue un valiente,
quien  osado se defendía
de los malos tiempos.

Al llegar a casa, gritos y abrazos:
Káiser a la puerta  vigilante,
German con sus gritos: ¡papá mío!

Y todos en algarabía
recibiendo a éste amor
que sólo irradiaba felicidad
mucho antes que el alba
despertar solía.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 7/15

EL ALBA [49]


EL ALBA [49]

Me sorprendió el alba pensando en ti,
diáfana estrella que brilla aunque no estés.

Se arruga la piel y no te olvido,
maúllo mis ansias a un sueño lejano
que cerca de mis ojos toca el alma
en éste nuevo amanecer.

Raquel  Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 15/15



AURORA Y GIAN [50]



Gian


AURORA Y GIAN [50]

Estaba de rosas coquetas,
como siempre, alcé la mirada,
más no sobre tu  hombro,
sino sobre mi enramada.

Te vi como una diosa
en un instante mujer,
mostrando al Señor tus galas
con sedas tan hermosas,
que bailaban al son del viento
con sus alboradas.

Una cortina  de azules
magia no más, contenta al verte
porque a través de tu frenesí
me sorprende un día más
asomada en la ventana.

Soy un punto gris pero me ves,
pintas  mis sueños en el alba,
a través de divinos matices
dibujados en la inmensidad.

Aurora, nombre de mujer
reina coronada tal vez
cambiando de traje
para que te pueda ver.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 15/15